jueves, 18 de diciembre de 2008

LA MUÑECA NEGRA: Fragmento


Un sueño muy extraño la había despertado encontrándose empapada en sudor. Dudaba si las imágenes que había visto eran reales o no. Se encontraba en una habitación casi oscura de pie en el centro de la misma, tenía las brazos elevadas hacia los costados sintiendo una energía extraña en la punta de los dedos como si un calambre recorriera su cuerpo hasta sus extremidades. Se vió envuelta en un torbellino de viento en movimientos giratorios, mientras veía pasar una aglomeración confusa de sucesos, de gentes y de cosas en movimiento. Fue entonces que abrió los ojos cuando oyó un ruido que la sobresaltó. Se levantó de la cama asustada y confusa .

Pasó sigilosamente por los pasillos extensos de la casa con sus ventanales cubiertos por largas cortinas que proyectaban sombras oscuras y verticales como espadas envainadas sobre las baldosas blancas y negras. La luz de la luna se filtraba por las rendijas de las ventanas y el viento afuera bramaba con violencia como si reclamase algo.

Descalza se deslizó por los escalones de madera pulida de las escaleras y llegó hasta la cocina. Los trastos de bronce parecían macabros personajes de hojalata que tomaban vida en la oscuridad y en el horno de barro en forma de semicírculo reposaban pedazos de carbón incandescente que todavía ardían débilmente aportando una lumbre rojiza y mortecina que daban al ambiente un aspecto lúgubre. Corrió cerca del fogón junto a su sombra escurridiza, podía ver el contorno de su figura en la pared como un ladrón furtivo que asecha por los rincones.

Un grito horrísono la hizo volver en si, proveniente del patio trasero. Camila creyó reconocer la voz de su nana Manuela.


Cerca de la habitación de la nana, escuchó un estruendo interminable que parecía ser objetos que caían todo el tiempo. Tocó a la puerta y salió una mujer mulata corpulenta y rolliza que vestía un camisón a lunares que se asemejaba a una carpa; tenía aún el rostro comprimido del susto y los ojos redondos como dos bolillones brillantes, el blanco de los ojos contrastaban con su piel oscura. Respiraba agitadamente como un caballo desbocado y el sudor corría por su cara tan repleta de surcos que las gotas no sabían que dirección tomar.


La nana estaba sorprendida por la aparición repentina de Camila en medio de la oscuridad. El cielo estaba despejado, la luna cargada, redonda y luminiscente proporcionaba la única luz que las acompañaba iluminando a lo lejos los sauces llorones que dejaban caer sus tiras de hojas como lluvias y se inclinaban levemente hacia el lago espejado como si tuviesen curiosidad por su reflejo.

_ ¿Qué hace niña levantada a estas horas de la noche? No termino de darme un susto y ahora aparece redepente la amita! y ya estoy dudando si es usted o no, porque de fantasmas que me rondan ya no sé si están vivos o muertos!

_ Me levanté de un salto de la cama porque, si no me equivoco, la escuché gritar nanita! ¿Era usted no?


La nana nerviosa luchaba entre el deseo de contarle lo sucedido desenfrenadamente o callarlo por prudencia. En ese momento la puerta de su cuarto crujió abriéndose lentamente dejando entrever el interior de la habitación donde flameaba solitaria una vela que despedía una triste lumbre amarillenta. Cuando pudo ver mejor aparecieron toda clase de objetos desparramados por el suelo desordenadamente como si alguien los hubiese arrojado con violencia. Una lámpara despedazada, cajones sueltos con sus contenidos revueltos, vestidos, una enagua, un vaso de agua roto, y el santito de su devoción que antes reposaba en su pedestal se encontraba en el piso partido en dos con pequeñas astillitas a su alrededor; las velas estaban todas apagadas excepto la única que iluminaba el precario cuartecillo.

_ Acaso algún extraño ha entrado en esta casa nanita? Sentí el ruido de cosas que se caían como si alguien las arrojara!. Se encuentra bien usted verdad?
_

_ Ay amita, todavía no termino de entender que es lo que está pasando en esta casa! Es que si le cuento, usted va creer que me he vuelto loca! Dios me libre!
_

_ ¡Hablá nana por el amor de Dios! ¿Que es lo que está pasando acá? Ya me estoy asustando de verdad
_

_Mire... las cosas empezaron a... ¿cómo le explico? ¡A volar por los aires! Es que
cuando la luna está brava parece que las ánimas que murieron sin perdón de Dios salen pa´espantar a los vivos como nosotros
_

_No me mienta nana. ¡No pudieron volar solas! Mire que si usted no me dice la
verdad...
_

_ Bueno, bueno... Yo estaba durmiendo tranquilita en mi cama, ¿qué otra cosa no? y... andaba ya en el séptimo sueño ¿vio? Cuando el suelo ¡empezó a temblar! Todas las cosas se movían, yo pensé que era un temblor y ya iba a salir corriendo pa` avisarle a los patrones. Cuando me levanté del catre para ver que pasaba no podía ver nada. Me trompecé con la lámpara incándome los pies y ¡ninguna velita de mi santo estaba prendida! Solamente unita que estaba casi apagada. Y cuando iluminé el cuarto vi que, que...
_

_ Por favor cuénteme rápido que pasó
_

La nana empezó a largar las palabras sin interrupción sucediéndose unas a otras y Camila hacía un esfuerzo por seguir el hilo de lo que decía.


_ El vaso que tenía yo en la mesita empezó a correrse como si lo movieran, de un lao pa´l otro. Despué el cuadro de Sagrado Corazón de Jesús se cayó de la pared ¡y empezó a volar! Lueguito nomás los cajones de la cómoda se abrieron y cayeron al piso y la masetita con florecitas de las nomeolvides se venía hasta a mi como queriéndome dar en la cabeza ... ¡el santito se me cayó del altar!
_

La negra hacía movimientos torpes con las manos mientras contaba lo ocurrido, tan exaltada y agitada que tomaba aire de vez en cua
ndo para seguir hablando, sus palabras se entrecortaban, sus fosas nasales se abrian y cerraban como las de un toro enfurecido.

_ ¿Está segura de lo que está diciendo?, capaz que usted es medio sonámbula y debe de haber estado soñando y no sabía lo que hací. ¿No será que tomó una de esas yerbitas que usted prepara a la noche antes de ir a dormir? Capaz que esos yuyos la hacer ver cosas que no son... ¿O será que los fuma como hacen los indios de por acá?

_ No, ¡se lo juro por Dios amita! le juro que no estoy loca, v
ieja si, pero loca...

_ Esto me parece medio raro, yo no le creo nada. No va a asu
tarme con sus
historias otra vez, ya no soy una niña.


Camila estaba inquieta y las rodillas le temblaban, no sabía si era el frío de la noche, o el miedo que no quería admitir que la envolvía. Entonces sintió otra vez ese dolor punzante de cabeza que había sentido momentos antes, cuando estaba en la cocina; apretó sus dedos contra las sienes y cerró los ojos.


_ ¿Qué es lo que le pasa mi niña? yo no quise asustarla, ¡tiene usted la cara pálida como las ánimas del otro mundo mi Dios! ¿Porqué no se acuesta ya y la deja a esta negra loca con sus cosas? Ya es tarde y no puede andar rondando por la casa como un fantasma.

_ No me hable de fantasmas ni de ánimas, ¿no ve que estoy muerta de miedo? Ahora cómo cree usted que voy a poder conciliar el sueño después de todas estas cosas que acaba de contarme eh?


Camila miró otra vez al interior del cuarto de su nodriza y notó un solo objeto que no estaba fuera de su lugar, era una muñeca de piel negra que reposaba sobre una repisa y que ella había regalado una vez a aquella matrona regordeta y cariñosa que la había amamantado cuando era una niña, que la había rodeado de afecto, de ternura, que jugaba con ella y le relataba historias fantásticas, mitos y leyendas repleta de supersticiones que solían traer a estos pagos los criados, aquellos silenciosos sirvientes que rodeaban la casa, aquellos criollos, mestizos, mulatos, indios...fusionados en crisoles de razas. Habían llevado consigo historias y rituales de aquellas tierras tan lejanas...

Cuando Camila señaló la muñeca con su pequeño dedo para hacerle notar a su nana que era el único objeto en la habitación que no había sufrido daño alguno, la muñeca salió despedida como un rayo, levemente iluminada por la tenue luz amarilla, golpeando el regazo abombado de la negra y deslizándose por su camisón cayendo finalmente al suelo. En ese momento las dos se miraron asombradas y emitieron un grito desgarrador al unísono; al callar, el repiqueteo creciente de tambores se oía a lo lejos, proveniente quién sabe de qué remoto lugar...

martes, 16 de diciembre de 2008

DE MUSICA


El jueves pasado volví a cantar luego de un largo letargo de mis cuerdas vocales.
Fue una cena elegante asistida por unos 300 espectadores corredores de rally- es decir 300 hombres, algunos acompañados por sus mujeres- que festejaban y hacían entregas de premios.

Por suerte eran hombres, público ganado por ese simple hecho de la naturaleza. Una cantante con mucho escenario me enseñó una vez que es necesario ganarse la admiración y simpatía del público femenino, porque es la mujer quien hará las críticas comentándole a su hombre lo bien o mal que se desempeña la cantante. Si la vocalista se dirige a un hombre, probablemente su pareja no disfrute precisamente del espectáculo. A un hombre por el solo hecho de tener en frente una mujer expuesta frente a un público con la añadidura de ser cantante, le basta. Seguí su consejo y obtuve muy buenos resultados. Me regalaron plausos eufóricos, miradas atentas y sonrisas alentadoras.

También es cierto que los públicos son impredecibles. Podemos tener una audiencia muy numerosa y sin embargo irradiante de malas ondas, o bien percibir buena energía desde el mismo momento en que se pone un pie en el lugar.
Una vez escuché a un gran cantante joven que animaba una fiesta de avicultores. El pobre se deshizo y sudó la camiseta toda la noche paseando a su público a lo largo y ancho de su inmenso repertorio sin siquiera arrancar una leve reacción traducida en una sonrisa o una mirada atenta. Me pasó un par de veces.

En fin, logré perder el miedo y comencé de nuevo a cantar. El año que viene me lo tomaré en serio y estudiaré con una buena profesora de canto. También quiero hacer teatro y baile para aprender a moverme y a expresar mejor. Un cantante puede nacer con buena voz, pero no provocar nada, o al contrario, no poseer la mejor de las voces pero llegar al corazón, transmitir. Es fundamental la formación. Como todo en la vida, se necesita dedicación y voluntad.

El día 27 de este mes canto en el casamiento de mi mejor amiga con una banda de juglares y trovadores. Confieso estar un tanto ansiosa y nerviosa por la responsabilidad que conlleva. Pero para mi será un placer que mi música sea un homenaje a nuestra amistad y a la elección de vida de mi amiga.

En Febrero cantamos en Tafí del Valle, Tucumán, con la Stars Big Band, de Jazz. No veo las horas de volver a cantar, decidirme a mi arte de una buena vez y quedarme en la música para siempre.

martes, 9 de diciembre de 2008

LA NECESARIA SOLEDAD DEL YO


Para bucear hacia centro de uno mismo, es necesario caminar solo, a veces.
Cuando no podemos darnos a nosotros mismos, nos es imposible dar a los demás.
Cuando no somos exigentes con nuestro yo, no entenderemos las exigencias del otro.
Cuando no nos amamos a nosotros mismos, no podemos amar a alguien más...

Cuando nuestro yo está condicionado por nuestro autoboicot represor y masoquista,
estará siempre preso de nuestras propias excusas, de nuestra propia cobardía.
Cuando siempre damos poder a otros yo ajenos, por encima de nuestro propio yo,
hemos dejado de darnos crédito, de confiar en nosotros mismos, de valorarnos, de respetarnos.

Así, el otro se convierte en un espejo, que nos muestra quienes somos, por momentos.
No es el otro el que nos condiciona, el culpable o autor de todo lo que nos pasa.
No es el otro el que nos hace sufrir, nos hace llorar, nos hace amar, nos hace felices.
somos nosotros los que sufrimos, los que lloramos, los que amamos, los que somos felices...
Nuestro yo es nuestro centro de convergencia de todo lo que sentimos y nos pasa.

Cuando tenemos tantos tesoros en nuestro ser, enterrados sin repartir ni multiplicar,
cuando no sabemos el punto medio entre darlo todo hasta vaciarse y no dar nada,
entre no amarnos a nosotros mismos y amarnos demasiado,
Entonces será mejor volver al núcleo de nosotros mismos y encontrar de cara a la soledad;
para sumergirnos al centro de nuestro ser, conectarnos, crecer y proyectarnos al fin a los demás.




Nuestro yo es como un árbol, que germina desde una semilla hasta crecer, desplegará un día sus raíces, su ramas, su follaje, sus flores, y se elevará en su esplendor. Será podado en sus ramas, sentirá el dolor del que emergerán nuevos brotes.
Pero su misión más trascendental será la de producir periódicamente sus frutos.


Dios me dijo hoy:


Escucha ahora, hijo mío:
enjuga tu alma por última vez
y colma tu vacío con mi Amor.
Será la savia que haga renacer
en el árbol sus frutos
y en tu interior la fe.
Reserva con esmero
los tesoros de tu arduo crecer
y aguarda bajo el Sol
al corazón que los sueña coger.

miércoles, 3 de diciembre de 2008



Creo que para ser escritor hay que ser un tanto mundano, vivir vida, recorrer lugares, conocer gente, mucha gente y observar, observar mucho. Yo no diría que soy precisamente muy mundana; estoy saliendo aún del tupper, de las paredes de mi casa y de las horas de meditación solitaria y un tanto retraída. Quizá sólo soy mundana en un estado mental.

Soy sociable, muy sociable y berborrágica, pero quizá debería aprender a oír mucho más y a hablar lo necesario.

Conozco mucha gente pero no tanta. Sí, puedo decir que soy bastante observadora y detallista, que hay cosas que para el resto de la gente podrían pasar inadvertidas, pero no para mi.

Veo las caras y las expresiones, percibo los sentimientos, me pongo en la piel del que habla, y me pierdo por instantes en las cosas cotidianas observando alguna cosa o alguna persona.

Eso explica mi personalidad tan distraída. Por momentos mis oídos escuchan solo un "bla, bla, bla"-cuando no me interesa en lo más mínimo lo que escucho- mientras observo las expresiones del locutor, algo que pasa detrás de escena-como un perro que hace piruetas, un niño que dice algo gracioso o alguna persona extraña que llama mi atención, para citar ejemplos- o definitivamente estoy pensando en algo relacionado a lo que me dicen adelantándome a los dichos o a los hechos. Luego me siento terriblemente mal cuando mi emisor cae en la cuenta de que no escuché nada. En realidad solo me pasa cuando me están diciendo algo demasiado superfluo o repetitivo, porque para lo importante soy una esponja.

Tuve oportunidad de viajar, conocí Alemania, Holanda, Brasil, y algunas provincias de Argentina...pero siempre a cargo de alguien que organizaba y dirigía, que llevaba la batuta, que guiaba, que decidía. Nunca fui viajera a mi cargo, debo averiguar si sobreviviría y no me perdería en algún punto de algún mapa- confieso que debo perder el pánico-.

Ahora mismo acabo de despedir a mi hermano que viaja a Buenos Aires con su club de Rugby. Ni siquiera conozco bien Bs. As... Confieso que envidio su mundaneidad tan propia de su forma de ser; el viaja aunque no tenga dos centavos, con una mano detrás y otra delante mientras las cosas se le acomodan de alguna forma. Lo que nunca, jamás le falta, es la iniciativa.

Necesito vivir mucho más vida. A veces me reprochan lo que digo cuando expreso mi anhelo de "vivir mucha más vida". Escucho a menudo un:
-No seas desagradecida, no te falta nada, viajaste, conociste y viviste tanto...
O un: -No te entiendo, no sé que más vida querés vivir, ¿acaso no estás viviendo ahora?, ¿acaso no sos feliz?

No me falta nada, y soy feliz. Si me quejara, sería solo de llena. Pero quiero vivir muchas cosas más mientras mis amigas se casan y crían bebés...ellas ya estaban listas, yo creo que aún no. También deseo lo mismo muchas veces, pero tengo en claro que todo lo que sea enriquecimiento puramente personal, es preferible vivirlo ahora. Es mucho más difícil con maridos e hijos a cargo. Ese "egoísmo" sano del que hablo, se diluiría para postergar todo en pos de una familia, sobre todo en la experiencia femenina.

Necesito viajar, necesito conocer, necesito desarrollar mis aptitudes y mis pasiones, aún necesito saber cuál es mi camino y mi función verdadera en este mundo.

Viajar abre la cabeza, expande los sentidos, y nos sitúa en el macrocosmos, para entender el pequeño pedazo de mundo que somos, para comparar, para disfrutar del intercambio cultural, para descubrir que somos tan diferentes y a la vez en determinados puntos volvemos al principio que nos une: los lenguajes universales...

Voy a cargar mi mochila al hombro aquel día en que me llene de valor. Emprenderé el primer viaje a mi cargo, aunque sólo viaje a una provincia vecina, aunque yo misma invente las mil excusas para no hacerlo, aunque me pierda en algún recoveco del mapa que lleve en mis manos.

Si se busca el paradero de alguna chica de unos recientes 27 años- para gran sorpresa de oyentes, lectores, televidentes o canales de noticias- perdida en algún lugar insólito, sospechen que soy yo.

viernes, 28 de noviembre de 2008

LOS NIÑOS



-------------------------------------------------Carreta con niños a bordo: Tucumán 2oo5- Tafi del Valle


MUCHACHITO DE OJOS PARDOS


Muchachito de ojos tristes,
esconde en su mirada una ilusión,
deja volar su imaginación
creando un mundo a su alrededor
en el que tenga cabida.

Muchachito de ojos pardos,
hijo de nadie, vida prestada,
presente vacío, futuro incierto,
ve pasar la muchedumbre indiferente,
ve pasar noches y amaneceres.

Muchachito de ojos anhelo,
adulto precoz, ser olvidado,
de deseos insatisfechos y sueños deshechos,
ignora de dónde viene y a dónde va,
se escapa de sus manitas, su triste infancia.

Muchachito de ojos pardos,
como paloma busca su nido,
buscando hallar un abrazo
entre el cruce de los brazos
de la estatua de la Virgen María.

Muchachito de ojos tristes,
lo protege su ángel guardián,
el viento lo acuna,
dormido, lo besa la luna.



EL MUNDO SIN LOS NIÑOS


Niños tristes, asustados, maltratados
que conocen el dolor desde temprano.
Niños solos, infelices y precoces
que llevan cicatrices en las manos.

Niños trastornados, entre rejas atrapados,
que combaten la violencia armados.
Niños sufrientes, inocentes, oprimidos,
sin infancia, sin futuro, sin pasado.

¿Cómo salvar sus inocencias corrompidas?
¿cómo curar de sus manitas las heridas?
¿qué será del mundo sin los niños?
repleto de adultos aguerridos.


























A falta de tiempo para escribir y husmeando en m
is escritos de adolescente, encontré esto que escribí hace mucho, para recordar quién soy y mis ahelos más profundos por los que luchar.

jueves, 27 de noviembre de 2008

SIN INSPIRACIÓN, SIN TIEMPO

Ultimamente confieso no tener tiempo ni inspiración para escribir. La vida de "la realidad" me lleva a los trotes como caballo desbocado. Mi papá me habla de poner los pies en la tierra y cuando estoy frente a la pc mi familia me ataca diciendo que otra vez estoy abstraída.

Ayer trabajaba en un escrito para presentar en tribunales y mi viejo no entendía mis dificultades para redactar diciéndome que no carezco de sentido común. Me dijo que soy muy buena para escribir una historia sobre mi perrito muerto- Un post que escribí hace semanas, y que leyó por un descuido mío- pero que mi mundo es una fantasía, que la realidad es ésta, que hacer escritos desarrolla el sentido común, ordena los pensamientos y exige otras cosas; en cambio escribir historias no exige nada, a menos que me dedicara a eso.

Por supuesto su mente es chapada a la antigua y demasiado estructurada. Las profesiones que dan de comer y son verdaderamente respetables y admitidas socialmente son las carreras tradicionales (aunque nunca haya salido tal cosa de su boca). Cuando le dije que que me replanteaba mi carrera porque estaba inmensamente aburrida, desmotivada y desilusionada por encontrarme, al ejercer la procuración, de cara frente a situaciones en las que hay jueces comprados vs. méritos tirados por los suelos, "amiguismo" político, transas por debajo, odiosa burocracia, papeleríos y trámites...le había planteado seriamente que mi lado artístico no puede respirar, que no tiene espacio, que no es aceptado por ellos y enterrado por mi. Que necesito mis momentos de recreación, de catarsis, de disfrute... que la vida así para mi no tenía sabor.

Cuando descubrió que volví a escribir, me dio una charla que se paseó por la locura en la que terminan los escritores, pasando por los estados de éxtasis en la inspiración, la bohemia evadida de la realidad, y hasta me habló de la droga como estimulante artificial para crear y "flasharse" como características de un escritor. Hasta me dió risa. Me extraña, porque el es un asiduo lector, un hombre erudito y culto.

Sé que pinto todo de manera exagerada, como suelo ser a veces. En fin, mi viejo es una persona increíble y quizá la que más admiro en el mundo. Pero es mi padre, y aunque me reconoció ser igual de bohemio que yo, no entiende mi "lado artístico" y su necesidad de libertad.
Sobre todo es mi padre, y quiere lo mejor para mi, aunque se equivoque y no comprenda. Todavía tengo ocho materias por delante para recibirme de abogada y en realidad no sé cuan lógico o no es que en este momento decida liberarme.


Quizá sea demasiado explícita con mi relato personal, pero es la única razón por la que muy a menudo desaparezco del mundo de los blogs, mi inspiración muere de inanición por momentos, mis lecturas de sus post son devoradas ávida y apresuradamente sin darme el tiempo que deseo para leerlas y comentarlas. Ahora sabrán entenderme.

Acaba de llamarme enardecido por teléfono para que vaya a cenar maldiciendo a esa "maldita máquina". Solo estuve una hora entre lecturas, comentarios y este post.

Creo que he desnudado demasiado mi situación sin sutilezas. Estoy presa, pero quizá no por los demás, (a quienes no echo la culpa) sino por mi misma, que es aún peor. Hasta alguien preso físicamente podría ser libre en su mente. Pero yo no lo soy, aún teniéndolo todo, aún sin estar atada de pies y manos.



lunes, 24 de noviembre de 2008

LOS ANTEOJOS


Miró a través de los anteojos sosteniéndolos en sus manos un poco incrédulo, los vidrios del lente eran tan límpidos que parecían no estar en las cavidades de su marco lustrado. Se los puso, sus orejas apenas sí lo sostenían; de todas formas los usó, eran un par de anteojos nada más, todo el mundo los usa, ya se acostumbraría.

Cuando caminó por la calle, su cuerpo se sintió extraño. Flotó en el aire de la atmósfera.
Los árboles le parecieron más frondosos, de un verde más intenso, podía sentir el perfume de la madera, de la clorofila del verde. También podía ver el viento, envolviendo las hojas en un remolino; ¡hasta quería ser hoja para volar en su torbellino!

La gente que pasaba a su lado parecía tan bella... no como la belleza que el mundo conoce, no, eran sus ojos brillantes, sus sonrisas, sus cabellos de tonalidades tan diferentes.. hasta podía saber que los alegraba o que anhelos escondían detrás de sus pupilas.

Los colores eran intensos, los pájaros parecían sacados de un paraíso, el sol iluminaba como nunca aquella mañana. No solo habían despertado sus ojos, sino que todos sus sentidos le recorrían la columna vertebral.
Salió a pasear alrededor de una plaza, vio cosas que no eran bellas ni alegres, pero con optimismo. Vio un niño descalzo, en harapos con sus pies lastimados, sus ojos lacrimosos soñaban sueños imposibles, pero jugaba feliz a la pelota con otros chicos, sonriendo alegre con sus mejillas rebozantes hacia el sol.
También vio una anciana con su lazarillo, caminando a paso cansino; en sus manos llevaba los años de amasar panes y empanadas, pero portaba la vida en sus ojos, una buena vida...
El sol se filtraba por las ramas de los árboles, una tenue música latía en sus venas.

El presente se tornó como un sueño, comenzó a disfrutar de cada cosa que vivía y los momentos eran mágicos, tan mágicos que quiso compartir toda su felicidad con quien pasaba por su costado.Vió con sus ojos todo aquello que jamás había visto.
El se transformó. Un día curó enfermos y ancianos con sus manos milagrosas, defendió trabajadores, llevó música a los oídos de los tristes y deprimidos, contó cuentos a los niños y jugó juegos imposibles, pintó murales con caminos y arco iris, escribió libros, plantó arboles, amaneció del otro lado del mar, contempló puestas de sol por cada rincón del mundo, y unió en paz las manos de los combatientes de guerra...

Sus ojos humanos habían sido antes ciegos, tan ciegos que había rezado cada noche anhelando cambiar su suerte. Tanto había implorando a Dios que pudiese ver, que un día amaneció en sus ojos este par de anteojos. Ya jamás, jamás quiso dejar de usarlos.

A lo lejos, desde una alta cima donde se contempla el mundo entero, el Creador fundía con el rayo de una tormenta los marcos de unos lentes nuevos, los lustraba con el algodón de las nubes, y cristalizaba gotas de agua por donde se podía ver...

viernes, 21 de noviembre de 2008

SINGING IN THE RAIN


Hoy es un día de lluvia, de esas que lavan y alimentan, que huelen a tierra mojada, que nos besan después de los calores intensos para darnos un refresco, para renovarnos. Las lluvias como estas son para mi románticas, despiertan esos sentimientos extraños y destapan mi imaginación y mis deseos.

Amo estar protegida bajo techo, pero me pregunto ¿porqué siempre hay que guarecerse?, ¿porqué nunca hay que mojarse? Si, ya sé... no se puede caer al trabajo mojados, ni andar empapados por la calle; es impensable hacer nuestras cosas cotidianas mientras chorreamos agua de nuestras ropas; tampoco podemos permitirnos enfermar... Así que andamos con paragüas, bajo techos, corriendo para que no nos alcancen las gotas...


Pero ¡qué linda sensación el entregarse a la lluvia cuando podemos!, cuando estamos en un estado alucinógeno o infantil de enamoramiento, o cuando la alegría nos supera, o cuando flotamos sin sentir el cuerpo, cuando sólo queremos reír y divertirnos, cuando chapoteamos pisando charcos, cuando intentamos escaparnos de las gotas y nos damos con que ya estamos demasiado mojados como para intentar en vano.

No sé porqué hoy me tienta irrefrenablemente bailar y cantar bajo la lluvia, lástima que no tengo valor, ni un estado próximo de locura.

Pero confieso haberlo hecho un par de veces. Es más, hace poco una cámara indiscreta tomó mi imagen que luego salió en el canal de las noticias, sección pronóstico del tiempo y ¡en cámara lenta!... atravesaba la plaza principal de tucumán a los zancasos, de tacos altos y formalmente vestida, de regreso de un exámen de la facultad. Terminé optando, después de resongar , por dejar que el agua limpiara mi mente, para recién notar que también había un mundo después de los libros de derecho.

Los dejo con este clásico fragmento del musical "Singing in the rain", con el famoso y gran bailarín, cantante y actor Gene Kelly... para que entiendan de qué estoy hablando.


jueves, 20 de noviembre de 2008

lunes, 17 de noviembre de 2008

ASI ERES...



Una mañana cualquiera me despertaras entre sonrisas, haciéndome cosquillas en la panza. El olor del café que amanece tus manos, será para siempre el olor que te evoque.
Untaras de mermelada mis tostadas como de costumbre mientras yo te miro incrédula de tanta dulzura, fotografiando tu rostro apacible en mi mente.


Apoyado sobre tus codos ordenarás mi vida con lápiz y papel; con tus dedos pondrás tan cuidadosamente mis cabellos tras de mis orejas, buscando mi atención en tus últimas recomendaciones, mirándome a los ojos con tus ojos buenos, deslizando suave un "te amo".


Escucharás mis caprichos y me hablarás sobre mi increíble metamorfosis en la que mi carita linda se transfigura; bajarás poco a poco la intensidad de tu voz grave hasta murmurar, nivelando mi creciente exaltación hasta llegar al silencio. Luego besarás mi frente y acercarás el calor de tu cuerpo grande en un abrazo envolvente, haciéndome sentir pequeña y guarecida, depositando en mi piel la tibieza para el frío y el perfume para quedarme con vos.

Tu paciencia renacerá a cada instante, recuperando sus fuerzas, una y otra vez, alimentada de ese amor infinito, para aguantar mis ciclotimias, mis humores, mis ocurrencias y planteos, mis caprichos, mis idas y venidas, mi voz temperamental, mis distracciones, mis olvidos, mi incertidumbre en las pupilas...
Paciencia, aributo de tu mente tan practica que se enfrenta día a día con mi ser tan etéreo y mi alma tan volátil. Aquella mente que aún sin entender, apoya la existencia de mi mundo propio

Así eres, así te conozco... así será a tu lado, un día corriente.

Me miras de reojo y de frente sin decirme nada, intentando decifrar mi océano de pensamientos, con la sonrisa amplia que dibujan tus labios, los mismos labios que susurran el idioma que calma mi ansiedad.

Con vos tan exigente, conmigo tan permisivo, mientras luces tu torso desnudo cual espartano esculpido, recitas una oda a mi cuerpo simple, tocando la piel que me sobra, desterrándome del mínimo complejo.
Me enseñaste hasta lo más superfluo y externo que da las pautas de mi interior; a salir con el cabello húmedo, a echar por tierra las horas inútiles derrochadas en alisadores eléctricos y en psicóticas obsesiones de prolijidad.

Me enseñaste a ser mujer cuando mi mente y mi cuerpo aún no lo sabían, despojándome de toda culpa, liberándome de mis prejuicios entre las sábanas, depositando tu fe en la mujer que se oculta en mi ser, la que asoma sólo en intervalos de confianza y de intimidad, sólo cuando los mil ojos observadores se ha ido, cuando la tranquera se abre y la libertad da rienda suelta como un corcel desbocado.


Me atraes imantando mi corazón con tu magnetismo irrefrenable, y me expulsas luego para volar libre como un águila, observando el mundo desde las alturas, sin ataduras, sin cuerdas; y yo vuelvo sobrevolando, reconociéndote con mi ojo avisor entre miles de criaturas terrestres para posarme fiel en tu hombro mullido y contarte al oído las maravillas que he visto.

Ella, la que se esconde en mi piel, aprendió a defenderse, a posicionarse frente al mundo, a madurar de sus caprichos, a auto estimarse cada día, a encontrar ese lugar que vino a ocupar en la tierra, desde aquel momento en que tu mano la llevó hacía su destino.

Conviertes en arco iris todo lo que a tu alrededor existe, pintando la vida con los colores que me faltan y los que tengo los resaltas aún más, para que yo los pueda ver, para que yo los pueda mostrar...

Así eres conmigo, sin decir cómo eres en verdad, porque hago del espejo que refleja tu ser tan exquisito, tan lleno del amor propio que sabe dar amor.

Así quisiera amarte: tanto, tanto, como a mi me amas.

viernes, 14 de noviembre de 2008

FLASHES Y VOCES DE LA INFANCIA



"Que llueva, que llueva,
la vieja está en la cueva,
los pajaritos cantan,
la luna se levanta..."

Cantábamos mi hermano y yo, mientras esperábamos que la huidiza luz que nos había abandonado esté de vuelta. Solo la luna iluminaba la ventana de nuestra casa de barrio. Era una de aquellas lluvias torrenciales de verano. Por la abertura se colaba el olor a tierra mojada, el perfume de las hojas verdes y de las flores del jardín.

Papá prendía una vela y cantaba con nosotros mientras inventábamos algún juego para pasar el susto del momento...

Hace unas horas antes de que el agua se cayera del cielo, habíamos sacado a la vereda una mesita ovalada envuelta en un mantel a cuadritos rojos y blancos, mientras comíamos panchos, que ricos eran los panchos! y... que malos, malos, los mosquitos!

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Un día detrás de las cortinas azules de la ducha del baño:

Matías -María Lía, ¿porqué no nos hacemos rubios?
Lía- Vos seguí refregando, seguro que se nota después, cuando el pelo esté seco.

Matías refregaba con más fuerza, la espuma empezaba a crecer más y más. Luego tomaba el envase de shampoo.

Matías- Aquí dice: shampoo para cabello rubio.
Lía- Sí, la madrina le compró a Nicolás para que se haga más rubio!
Matías- Bueno, sigamos refregando, tomá, ponete más.

***************************************************************************** "Pan, leche, azúcar y pimienta,
Pan, leche, azúcar y pimienta
Pan, leche, azúcar y pimienta..."

Repetía hasta convertirlo en canto...

Mecha, la almacenera - Hola Lía, ¿cómo está tu mamá? ¿que necesitás?
Lía - Mi mamá bien, está cocinando en la casa. Quiero... pan, leche, azúcar y pimienta.
Mecha, la almacenera- ¿cuánto de cada cosa?
Lía- Uhh, no sé...para que voy corriendo a preguntarle a mi mamá.

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Pablo- ¡¡Yo ví un pato, yo vi un pato, juro, juro que vi un pato, era amarillito y chiquito y todo!! Abuela- No Pablito, seguro que viste mal, lo debés haber soñado...
Pablo- ¿No, que te crees que soy tonto? yo ví un pato.

Y es así como Pablo descubrió su regalo de Reyes Magos.

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Matías quería probar que se quemaba y que no.

El pasillo era el cuerpo del delito, en las paredes se podían ver las manchas negras, y la evidencia se encontraba al terminar el pasadizo que desembocaba en el patio trasero: un canasto quemado.

Mamá y Papá en reunión con Matías. Todos estaban muy serios. Matías esperaba la condena. Tenía la cara sucia con cenizas negras. Acababa de incendiar el mosisés de su hermano menor, Juan Manuel. Había sido una desgracia con suerte, pues aquel día mamá se había llevado a Juan.

Papá- ¿Porqué has hecho eso hijo?
Matías- Porque soy muy abriboca
Mamá- ¿Cómo es eso?
Matías- Si, a la noche yo abro la boca cuando duermo, porque soy abriboca, y el diablo se me mete adentro.

Mamá y Papá conteniéndose para disimular las ganas explotar de risa.


Papá
- Pero Matías, eso es imposible.
Matías- Sí papá, me van a tener que operar para sacárme el diablo de adentro.
Mamá (entre risas y ternura)- Ya está matías, no te vamos a retar. Pero no vuelvas a quemar nada, es peligroso.

Matías- Papá, la calvera que tenemos adentro, ¿es mala o buenita?

Era imposible retarlo.

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"Quen, quen, quen, me robó la mina..."

Cantaba Nicolás. Tenía tres años.

Un poco más grande y se convirtió en superman, pero un super heroe algo suicida. Se colgaba una toalla al cuello simulando una capa y se tiraba del sillon más alto. Uno y otro porrazo, pero su cara simulaba que no dolían, claro, superman no siente dolor... salvo con la piedra verde que decoraba el living, por eso buscaba la criptonita, la tocaba y entonces si podía liberar el llanto.


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Mamá estaba desesperada, lloraba incansablemente, buscaba a Matías como una lunática.

Trin, trin, trin

Abuelo- Está aquí Liliana, conmigo, no te preocupes...
Mamá- ¿Cómo puede ser?
Abuelo- Vino en bicicleta
Mamá- ¡Dios mío! ¡que atorrante!, ¡lo voy a matar!


Matías tenía cuatro años. Había cruzado una avenida vertiginosa y velozmente transitada, en su bici motocross.


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"Entonces el burro Platero estaba muy triste, su amigo lo había abandonado... "zzzzzz zzzzzz

Juan Manuel- Papá, ¿que más?, ¿que más?

Sarandeo.

Papá- Y bueno, andaba por el campo verde, muy triste... zzzzzzzzzzzzzzzz
Juan Manuel- Papá, no te duermas, contame, contame, dale!...
Papá- Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Juan Manuel- ¡Papá, noooo! Papá, Papá, Papá, ¡¡¡¡Papaaaaaaaá!!!!!

Matías y yo tomábamos la leche caliente en botita de plástico con sorbete, la mía era roja y la de Matías Azúl.

Papá nos tapaba a todos con una colcha, y nos daba besos en la frente.

Lía- Papá, ¿me contás mañana el cuento de platero?
Papá- Vos ya estás grande, hija.
Lía- No tanto, Matías es más alto.

Papá, se quedaba conmigo, rascando suave e incansablemente mi cabeza, hasta que el sueño nos amontonaba a todos...

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Mi infancia fue maravillosa, pero a veces, me parece que no tengo memoria. Entonces por momentos algunos pantallasos invaden mi mente, como flashes. Algunas voces susurran a veces a mis oídos...

viernes, 7 de noviembre de 2008

UN SALTO DE GUITARRA

Aquí estoy, volando en un salto, en esta imagen quieta. Un lente travieso me dejó congelada en un click, y así me quedé, pegada en el cielo, con guitarra en mano cual escoba de bruja rockera. Quise arrancar un acorde, pero se perdió en el ruido atronador del viento.
Casi logro colgar en el firmamento esa curvilinea caja amarilla, simulando un sol; y si hubiese habido más nubes acostadas sobre las montañas y por arriba del cielo, quizá se hubiese parecido más a la bandera argentina.

Mi sonrisa luchaba contra el viento potente, y mi pelo se estiraba hacia el celeste azul. También quise ensayar un paso de balet inexistente, estirando la punta de los pies para dar un toque de elegancia.
Poco me faltó para pasar la altura de las montañas, pero seguiré practicando; cuando logre pisar el colchón de nubes de acrotón, colonizaré los descampados de ovejas y vacas que se recuestan sobre las verdes protuberancias, los ranchos de adobe y los surcos sinuosos que me llevan al paraíso. Por fin descubriré que hay detrás de aquellas cumbres verdes, respondiendo a las inquietudes de mi infancia.

Es así como quiero ser, libre, sin peso en los pies, como un saltamontes. También podría ser cigarra, despreocupada por imitar a la previsora hormiga, improvisando, viviendo el hoy, cantando aunque se avecine el invierno. Solo seré hormiga, pero de las especie de las viajeras, con un palo al hombro del que penda un pañuelo a lunares que envuelva pocas pertenencias y se cierre en un nudo.
Un día llevaré mi música a las alturas, más allá de las montañas, cruzando cordilleras y contando historias como los trovadores, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de camino en camino...

jueves, 6 de noviembre de 2008

DIARIO DE UNA PASIÓN o EL DIARIO DE NOAH (THE NOTEBOOK)

Inevitablemente deberé contar algunas cosas de la película para poder hablar de ella no tan neutralmente, asi que para los que aún no la vieron y no quieren siquiera imaginar su argumento podrán decidir leer o no (aunque no la contaré demasiado). Y a unos u otros, si les gusta lo romántico, solo les dire que la recomiendo:

Estamos en los años cuarenta. Una chica va a la ciudad costera de Seabrook (Carolina del Sur) para pasar el verano con su familia. Allie, todavía adolescente, conoce a un chico pueblerino, Noah, en la feria. Con solo verla, Noah sabe que ella es el amor de su vida.

Aunque ella es de una familia adinerada y él es un pobre trabajador de fábrica, a lo largo de un apasionado verano sureño los dos se enamoran profundamente. Las circunstancias de un repentino estallido de la Segunda Guerra Mundial sumado a la oposición de la madre de Allie que comienza a preocuparse por ese amorío de verano que parece ser más que eso, ellos se separan inesperadamente, sin poder decirse nada. Pero ninguno puede sacar de su corazón el recuerdo del otro. El le escribe a ella 365 cartas que nunca llegan a destino, interceptadas por la madre de Allie. Es entonces cuando la historia se relata en ellas, en cada hoja del diario de Noah.

Cuando años después Noah regresa de la guerra, Allie ha salido irrevocablemente de su vida pero no de su corazón. Aunque Noah lo ignora, Allie ha vuelto a Seabrook, el lugar donde se enamoraron. Pero está comprometida con Lon, un rico soldado que conoció mientras hacía trabajos voluntarios en un hospital militar.

Décadas después, un hombre lee una vieja y descolorida libreta a una mujer en una residencia de ancianos. Aunque sus recuerdos se han desvanecido, le fascina la emotiva historia de Allie y Noah y durante unos momentos es capaz de revivir la época apasionada y turbulenta en la que juraron pasar el resto de su vida juntos.

Para algunos será una cursilería más, pero creo que pasa por arriba de ella. Si es cursi, me gusta a veces lo cursi.

Lo que amo de esta película es ese amor tan libre y desenfrenado en la adolescencia y tan permanente y maduro despues. Es ese tipo de amores en que se dan un cachetazo y despues un beso, donde todas las emociones son intensas y extremas (odio-amor), uno de esos enamoramientos en que todo es divertido: saltar de un barco al agua, comer un helado, andar en bicicleta, abrir los brazos y volar en el mar, tirarse de una liana al agua de un río, experimentar, hacer cosas locas como tirarse en medio de la calle y luego bailar románticamente... me encanta como ella corre y se cuelga de él como un cohala sin el mínimo pudor y de la manera más natural... Creo que si en mi casa, de adolescente, me hubiesen pescado saltando así al cuello de un chico, me habrían llevado de los pelos a mi casa seguido de un eterno sermón- por suerte nunca me pescaron-



Hay una escena que me fascina- coincide con el climax de la película- y me provoca un sentimiento extraño y una opresión en el pecho, ganas de reír y de llorar, poque creo que si no lo viviese sin haber muerto aún, no vale la pena vivir: una imágen en que ellos por fin se reencuentran, están en una canoa navegando en un lago con miles de cisnes blancos a su alrededor- una escena bellísima y romántica- Los dos están callados, y sus miradas hablan por sí solas, tienen tanto que decirse... se desconocen pero al mismo tiempo se conocen tanto...Ellos cambiaron mucho, ahora piensan más, son más "maduros", la vida los ha golpeado un poco, pero aún late tenue ese sentimiento auténtico, ingenuo y libre que había quedado atrás despues de tanto esfuerzo. Cuando la lluvia los sorprende, Allie- tan impecable- quiere taparse con una mantita y Noah empieza a reirse con tantas ganas contagiándola a ella y entregándose ambos por fin enteramente a la lluvia sin reprimir más nada, dejando salir todo otra vez en esa naturaleza del mundo que es mucho más bella si están juntos... luego vienen los reproches de ella porque Noah no le ha escrito nunca más; es entonces que todo vuelve... ese "odio" pasa repentinamente al amor, tan contenido, dejándolo liberar desenfrenadamente con toda la pasión que se debían...



El amor de los ancianos- paralela a esta historia de jóvenes- es mi sueño de toda la vida, poder amar a alguien cuando los años nos han quitado la hermosura de nuestros cuerpos, nos ha cansado, nos ha hecho perder la memoria, pero aún así no ha podido con ese amor.

El final de la película se lleva el broche de oro con este par de viejitos juntos hasta el amanecer, siendo inevitable el deslíz de alguna lágrima o ¿porque no del llanto a moco tendido?


Ahora suspiro... y me voy a estudiar libros de derecho.


miércoles, 29 de octubre de 2008



Un día de lluvia cualquiera como el de hoy, podría ser el mismo que lloró las gotas de mis ojos. Fue la misma lluvia la que arrasó con mi diminuto amor.

El, podría ser como cualquier ser vivo nacido bajo el cielo infinito. Pero cuando respiró la primera bocanada de aire estuve allí, frotando su cuerpecito frío y sintiendo su tenue llanto lastimoso. El sabía que yo estaba a su lado, ayudando al Dios poderoso a devolverle su pequeña vida.

El tiempo de su fugaz existencia fue mi enano sol. Agradeció cada gota de vida devuelta en mis manos. Festejaba mi presencia con su esencia tan llena de torpeza para expresar amor, tan puro amor y tan poco cerebro...

Cuando por momentos nadie reparaba en mi persona, él seguía mis pasos haciendo carreras con mi sombra. Yo corría tras su color canela y él jugaba a las escondidas para arrancarme sonrisas. Yo dirigía un circo con sus malabares y él era feliz con mis aplausos. El comprendía mis tristezas sin hablarme y yo leía sus necesidades en su mirada de caramelo.


Los días soleados de plazas rebozantes de niños eran su pasatiempo. Recibía enanos al final de los toboganes y aparecía de nuevo corriendo donde comienzan los arco iris y terminan los columpios.



Tuve que ser dura algunas veces, y aunque me costaba mucho, tomé valor para rigoréarlo y también para educarlo. Tuve que forcejear con él para que tomara sus medicamentos y solía resongar cuando lo refregaba con agua y jabón. También le enseñé a cruzar la calle mientras me miraba de reojo, obediente a mi lado y alerta a la par de mis pasos.

Lo extrañe tanto cuando lo llevaron un mes a las montañas! Volví a ser adulta en su ausencia, pues la niña se quedó en la plaza, entre columpios quietos esperando su regreso. Cada vez que llegaba a mi casa buscaba aquel par de ojos fijos y parlantes. Las tardes a mi regreso del trabajo no había recibidas albortadas, y mi mano se quedaba suspendida sin frotar su cabecita. Tampoco tenía a quien darle su comida ni a quién llamar; ya no recordaba el sonido de mis propias carcajadas, ni de mi voz. Había comenzado a sentir su ausencia demasiado temprano...
Pero yo sabía que él era felíz corriendo libre por los prados, tan libre como su corazón incorrompido.

Un día de lluvia como el de hoy, el atropello de un auto le quitó la vida. Esa vida que antes había sido robada del regaso negro de la señora muerte. La libertad de las húmedas montañas no estaba en las calles mojadas de la gris ciudad. Pero él no lo sabía...

Salí enloquecida a buscarlo, llorando sin consuelo al lado un local con la señal de una cruz roja. La gente pasaba indiferente sin comprender el dolor que me aquejaba.

No me animé a ver su cuerpecito pequeño y peludo agonizando. Menos me atrevía a volver a ver su mirada. Me culpo como hoy por no haber tenido valor; solo quería que él supiera que yo estaba a su lado en el momento más solitario de su vida, en el que no había piruetas ni alegría, ni niños, ni aplausos... solo un dolor inmenso que jamás había conocido su ingenuidad animal.
No llegó con vida a la veterinaria.

El era simplemente un cachorro de perro, como cualquier otro, pero con su pequeña existencia había llenado mi alma fugazmente, como estrella del firmamento cruzando el inmenso vació azúl del cielo. Y cuando lo vi por primera vez, pedí un deseo.

sábado, 25 de octubre de 2008

LA COME-HOMBRES: ANGEL O DEMONIO?



Sus pasos de tacones sonantes despiertan la ciudad, su cadera meneante a ritmo candente eleva la temperatura del ambiente, el segundo se congela en su actitud despampanante, la calle se hace silencio; todos los hombres a su alrededor han perdido la audición junto a todos los sentidos, quedando intactos sólo la visión en cámara lenta, el tacto imaginado en sus mentes, el sudor que emana testosterona animal y el deseo de lanzarse como lobos a su presa.
Bocinazos
por las calles, obreros de construcción bociferadores de obscenidades, los formales trajeados transfigurados en camioneros, maridos paseadores de bebés en cochecitos- olvidados de sus anillos y de sus paternidades-, sólo algunos románticos dejando caer piropos enamorados y obsesionadas ovaciones a la belleza...

Ella es la come-hombres, pero aún no lo sabe, tampoco lo cree. Pulposa y llamativa, exótica y no tan bella como interesante. Su cara de nena-mujer la hace parecer una u otra según la circunstancia. La nena los atrae con su dulzura y la mujer los come como víbora engullidora. Pero su faceta de nena ingenua e idealista se parece más bien a una princesa de algún cuento de hadas que quiere enamorarse apasionadamente, que todavía busca las señales del destino, los indicios de un rastro dejado por algún príncipe azul que ha salido a su búsqueda en algún noble corcel para salvarla de la prisión de alguna torre de un castillo lejano.

Su magnetismo atrae hombres como mosquitos a la luz, hipnotizados por un foco
curvilineo y luminoso que los llevará a la muerte o a una caída ciega directo a la tierra. Su doble faceta de seria que deja entrever ciertas sonrisas de picardía es su mejor arma a la hora de seducir. Ella, está en constante seducción, se viste cuidadosamente para cada ocasión, aunque invierta demasiado tiempo, y aunque seducir no sea su propósito: Casual, sport, elegante, sobria, "feme fatal", adolescente, moderna, formal...
Consigue lo que quiere con el solo tono de su voz, "¿un vaso de agua por favor?" "¿tengo que hacer cola para
este simple trámite?""¿me hacés un favor?, te lo pido, daale!" esbozando una mueca de semi- puchero"

Ella ama a los hombres, a todos, a cada uno. Los estudia cuidadosamente, los colecciona y selecciona como una muestra de insectos para una clase de biología. Se fascina al observar sus comportamientos, sus códigos entre pares, sus actitudes frente a las hembras, sus diferentes voces graves, sus olores, sus maneras de vestir, sus reacciones a los estímulos, sus ingenuidades infantiles, sus humores descabellados, sus confesiones entre amigos, sus groserías, sus charlas sobre mujeres o fútbol... Los más observados: los infalibles chicos malos: una raza demasiado atractiva para las mujeres, razón suficiente para ser digna de estudio profundo.

Cualquiera podría pensar que ella no tiene escrúpulos, que se mueve sin códigos, que es una prostituta cualquiera, una quita hombres, una mala mujer... Ella dirá que simplemente experimenta, y su manera de relacionarse con cada uno de ellos es un mundo aparte, una relación en la que no existe otras relaciones con otros hombres, ni compromisos, ni infidelidades. Una poligamia en la realidad, pero en su cabeza es la actriz en ensaya para encarnar un personaje en alguna película dirigida y producida por ella.
A medida que conoce se conoce a sí misma, se pone a prueba, se siente más mujer o quizá menos, estudia su capacidad para atraer o para repeler; pero aún así no logra sentirse la mujer fatal, ni la bella, ni la atractiva, ni la come-hombres, ni la que cree lo que los hombres ven en ella: Entonces ensaya actitudes inventadas, inmolándose en la actriz que engaña a cualquiera menos a sí misma.

Sus víctimas son presas fáciles de cazar. Unos cuantos atrapados por sus encantos se cuelgan de su ternura de nena, su ingenuidad irresistible, su vulnerabilidad. Ella se adueña de sus sentimientos, oye sus historias y sus inquietudes, los envuelve con su capacidad comprensiva y empática, su ternura tan femenina; ella se mueve con naturalidad y soltura manejando los mismos y sencillos códigos masculinos. Pero cuando la mujer asoma con sus miradas intensas, sus cruzadas de piernas, sus manos jugueteando con su pelo y su andar magnético, el instinto animal masculino se despierta de su letargo sentimental para correr tras ese olor a mujer, para probar el manjar de carne fresca expuesta a la vista y alcance. Ella sabe que es así, pero tira y afloja, se libera y vuelve sobre sus pasos cuidando las formas, reprimiendo su instinto polígamo y recordando los lazos dejados en casa. Su tendencia lucha con su sensible corazón, con su moralidad, con sus pensamientos- entonces aflora su humanidad-. Tan contradictoria, tan confundida, situada una vez más entre la linea del bien y del mal.
Pero al fin, luego de tanta lucha su naturaleza curiosa y empírica cede dejando liberar sus juegos de seducción histéricos, haciendo caer a los hombres en su trampa enmarañados.

El hombre pecador lanzado sobre el cuerpo tan buscado y tan esperado comienza a quemar como brasa al fuego, consumiéndose y haciendo la situación inmanejable, anticipándose a lo que está por venir. Hundido en su cuello, perdido en el olor de su pelo revuelto, obnubilado por sus caderas ardientes, extasiado con su mirada clavada a los ojos, mezcla de ángel suplicante y demonio intimidante; envueltos en una lujuria infernal....entonces es cuando el momento se congela, el impulso se detiene y ellos, los del género fuerte, traspolan al sexo débil, huyendo como pez que descubrió el anzuelo detrás de la carnada, como niño que se quemó con fuego, como un Adán arrepentido por haber mordido la manzana ofrecida por Eva.


De pronto la invade la compañía de la culpa en su soledad, que carcome sus entrañas, que inunda su corazón agonizante, que se avergüenza de su condición animal. Metida en la piel de sus víctimas, su empatía toca sus corazones lastimados, lame sus heridas, los acaricia con su ternura, los abraza, los mira a los ojos y ellos, los hombres, se vuelven niños, haciendo regresión de su evolución,volviéndose indefensos, vulnerables, despojados de su agresividad de macho de la especie, acurrucados en su regazo.


Ella se queda sola, pregunándose el porqué del rechazo, desconcertada por la huída, indagando si será realmente atractiva, si algo no habrá gustado, si su poder de sensualidad es sólo pasajero, si el envase disfrazado no deja ver el contenido. Ni sensual, ni atractiva, ni instintiva, ni "feme fatal", pues ella también quizo huír, más de una vez, asustada como poseída endemoniada que recobra la cordura. ¿Huirán ante el miedo o ante algún intervalo de lucidéz- mental o del corazón- que venció por un instante a la lujuria?

Ella se queda sola, herida, vacía como abismo inacabable, como ser de insatisfacción insaciable, como espíritu deambulante, como alma que jamás encontrara su ansiada mitad perdida; buscando lo inexistente, llamando a gritos a los cuatro vientos al que debería existir, al hombre que conoció en alguna reminiscencia olvidada, al que su alma dolorida y errante buscó en tantas pieles sin hallar, sin reconocer...



miércoles, 15 de octubre de 2008

LA SANTA REPRIMIDA: SEÑORA DE NADIE


Había caído desmayada cerca de la puerta de una agencia de quiniela. Creo que a nadie le gusta pasearse por esos hospitales escabrosos. Yo logré escabullirme por la puerta de las emergencias, por la que solo pasa un pariente por paciente.

Mi tía-madrina estaba allí, vestida de casa y en una de esas camillas donde acuestan a cualquier enfermo o accidentado que deriva en las ajetreadas salas de urgencia. La luz amarilla, los azulejos blancos, puertas que se abren y cierran, médicos y estudiantes de guardia con sus delantales, olor a medicamentos, gente agonizando, sala compartida, cuerpos que se convierten en objetos expuestos, vulnerables.... No era de lo más agradable.


Relajada, más bien, dopada, luego de un susto considerable, apenas sí me hablaba y se percataba de que estaba ahí con ella. Le tomé la mano y le besé la frente. Pálida, su piel ligeramente arrugada había perdido la suavidad y la tersura que antaño solía lucir;la vi entonces venida en años. Las fotos de su juventud habían mostrado una Marilyn Monroe en pelo castaño, y hoy los años crueles la despojaron de su belleza.

La podóloga, que maneja el visturí, los corta uñas, los esmaltes, las cremas, las ceras de depilar; la que acostumbraba lucir una piel lozana y una prolijidad impecable, estaba de pronto ahí, expuesta y desparramada.

"Fue solo una descompensación, una suba de tensión", dijo el médico, quien comenzó con las preguntas de rutina sobre antecedentes de enfermedades familiares mientras llenaba una planilla con sus datos. En la seguidilla de preguntas "¿su madre era cardíaca?", ella contestaba: "no, era hiper tensa y la pobre se quebró la pierna y estuvo postrada en cama todo lo que le quedaba de su vida, y yo la cuide siempre..." Se acomodaba pudorosamente el corpiño y la camisola que asemejaba una carpa de circo, mientras se disculpaba por estar vestida de entre casa.

Encerrada día y noche en su casa, apenas si pasea por las calles y sólo interactúa con sus fieles clientas de siempre. Entregada a los demás y generosa con las familias ajenas, considera que nada sirve tanto a ella como a alguien más.
Desprendida de todo, y a la vez aferrada a cosas guardadas en roperos que evocan el pasado o esperan retomar lo nunca comenzado: ropas sin estrenar, zapatos nuevos en sus cajas, fotos de las familias ajenas, el retrato del amor de su vida no concretado...


Relegada a todos, sola para sí sola, sola en la penumbra de las noches, sola al comenzar el día...Sólo la acompañan las novelas del canal de las estrellas, una seguida de la otra, hora tras hora soñando vidas ideales, pasiones y amores desencontrados, añorando la juventud perdida, inventado vidas propias en cada personaje, mientras toma en la cocina un mate cocido con olor a yuyos, con bollo casero, y los balbuceos de un loro hablador que reverbera en ecos desde el patio trasero.


Cuando se fueron los médicos de guardia nos quedamos con mi papá a hacerle compañía. Le preguntamos si había renegado por algo, ella lo negaba con el rostro de quien no sabe mentir, seguido de un gesto que dejaba entrever una sonrisa de niña que cometió una travesura: "les cuento la verdad, pero no le digan a nadie: me puse muy nerviosa porque perdí la boleta ganadora de la quiniela, la busqué como loca... iba a ganar $70 pesos!"
Yo, Casi lloro de risa y de pena.


Asidua jugadora de la quiniela, convierte los sueños en números. Una vez ganó una suma considerable con un número de cuatro cifras que significa "mujer de pelo largo negro". Sin contar que su suerte la hizo ganar dos veces un auto cero kilómetro en rifas insólitas.
Todos los días a la hora indicada religiosamente acerca la pequeña radio a su oreja para escuchar a los niños cantores. Luego llama por teléfono y le dicta los números al Padre Soria, su tío cura, un niño viejo cuyo único "pecadito" consiste en jugar unos numeritos de vez en cuando así Dios provee.


Soltera, hija mayor, cuidó de su madre hasta su muerte, criada al estilo de la época colonial, en la que la hija mujer y mayor no debía casarse sino cuidar de sus padres hasta el final de sus días. Jamás, sin embargo, perdió su buen humor característico, nunca la escuche quejarse de su suerte ni de nada en absoluto.


Soltera por decisión paterna, soltera por esperar eternamente la aprobación de su padre de todo hombre que osara acercarse a ella, los que terminaban aullentados por completo; soltera porque no tuvo el valor de huir a Italia con su amado italiano, soltera por el paso de los años, soltera porque estaba predestinada a su rol de enfermera familiar y de hija mayor soltera.


Santa de cielo ganado, reprimida de una vida...


Las puertas de la sala del hospital se abrían y cerraban. Los médicos de guardia se ocupaban de los estudios de rutina para hacer los controles pertinentes. Ella preocupada balbuceaba: "¿Cuándo me mandan a la casa? ya me perdí la novela en lo mejor que estaba! "

Expuesta con su cuerpo de señora mayor, procuraba yo que no ingresara ningún hombre ni abrieran y cerraran las puertas cuidando su pudor; pero a ella la tenía sin cuidado...


Cuerpo de nadie, cuerpo sin huella de aquella juventud, mujer olvidada de su condición de mujer, mujer que no espera nada ni a nadie, mujer de nadie...