El jueves pasado volví a cantar luego de un largo letargo de mis cuerdas vocales.
Fue una cena elegante asistida por unos 300 espectadores corredores de rally- es decir 300 hombres, algunos acompañados por sus mujeres- que festejaban y hacían entregas de premios.
Por suerte eran hombres, público ganado por ese simple hecho de la naturaleza. Una cantante con mucho escenario me enseñó una vez que es necesario ganarse la admiración y simpatía del público femenino, porque es la mujer quien hará las críticas comentándole a su hombre lo bien o mal que se desempeña la cantante. Si la vocalista se dirige a un hombre, probablemente su pareja no disfrute precisamente del espectáculo. A un hombre por el solo hecho de tener en frente una mujer expuesta frente a un público con la añadidura de ser cantante, le basta. Seguí su consejo y obtuve muy buenos resultados. Me regalaron plausos eufóricos, miradas atentas y sonrisas alentadoras.
También es cierto que los públicos son impredecibles. Podemos tener una audiencia muy numerosa y sin embargo irradiante de malas ondas, o bien percibir buena energía desde el mismo momento en que se pone un pie en el lugar.
Una vez escuché a un gran cantante joven que animaba una fiesta de avicultores. El pobre se deshizo y sudó la camiseta toda la noche paseando a su público a lo largo y ancho de su inmenso repertorio sin siquiera arrancar una leve reacción traducida en una sonrisa o una mirada atenta. Me pasó un par de veces.
En fin, logré perder el miedo y comencé de nuevo a cantar. El año que viene me lo tomaré en serio y estudiaré con una buena profesora de canto. También quiero hacer teatro y baile para aprender a moverme y a expresar mejor. Un cantante puede nacer con buena voz, pero no provocar nada, o al contrario, no poseer la mejor de las voces pero llegar al corazón, transmitir. Es fundamental la formación. Como todo en la vida, se necesita dedicación y voluntad.
El día 27 de este mes canto en el casamiento de mi mejor amiga con una banda de juglares y trovadores. Confieso estar un tanto ansiosa y nerviosa por la responsabilidad que conlleva. Pero para mi será un placer que mi música sea un homenaje a nuestra amistad y a la elección de vida de mi amiga.
En Febrero cantamos en Tafí del Valle, Tucumán, con la Stars Big Band, de Jazz. No veo las horas de volver a cantar, decidirme a mi arte de una buena vez y quedarme en la música para siempre.