viernes, 14 de noviembre de 2008

FLASHES Y VOCES DE LA INFANCIA



"Que llueva, que llueva,
la vieja está en la cueva,
los pajaritos cantan,
la luna se levanta..."

Cantábamos mi hermano y yo, mientras esperábamos que la huidiza luz que nos había abandonado esté de vuelta. Solo la luna iluminaba la ventana de nuestra casa de barrio. Era una de aquellas lluvias torrenciales de verano. Por la abertura se colaba el olor a tierra mojada, el perfume de las hojas verdes y de las flores del jardín.

Papá prendía una vela y cantaba con nosotros mientras inventábamos algún juego para pasar el susto del momento...

Hace unas horas antes de que el agua se cayera del cielo, habíamos sacado a la vereda una mesita ovalada envuelta en un mantel a cuadritos rojos y blancos, mientras comíamos panchos, que ricos eran los panchos! y... que malos, malos, los mosquitos!

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Un día detrás de las cortinas azules de la ducha del baño:

Matías -María Lía, ¿porqué no nos hacemos rubios?
Lía- Vos seguí refregando, seguro que se nota después, cuando el pelo esté seco.

Matías refregaba con más fuerza, la espuma empezaba a crecer más y más. Luego tomaba el envase de shampoo.

Matías- Aquí dice: shampoo para cabello rubio.
Lía- Sí, la madrina le compró a Nicolás para que se haga más rubio!
Matías- Bueno, sigamos refregando, tomá, ponete más.

***************************************************************************** "Pan, leche, azúcar y pimienta,
Pan, leche, azúcar y pimienta
Pan, leche, azúcar y pimienta..."

Repetía hasta convertirlo en canto...

Mecha, la almacenera - Hola Lía, ¿cómo está tu mamá? ¿que necesitás?
Lía - Mi mamá bien, está cocinando en la casa. Quiero... pan, leche, azúcar y pimienta.
Mecha, la almacenera- ¿cuánto de cada cosa?
Lía- Uhh, no sé...para que voy corriendo a preguntarle a mi mamá.

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Pablo- ¡¡Yo ví un pato, yo vi un pato, juro, juro que vi un pato, era amarillito y chiquito y todo!! Abuela- No Pablito, seguro que viste mal, lo debés haber soñado...
Pablo- ¿No, que te crees que soy tonto? yo ví un pato.

Y es así como Pablo descubrió su regalo de Reyes Magos.

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Matías quería probar que se quemaba y que no.

El pasillo era el cuerpo del delito, en las paredes se podían ver las manchas negras, y la evidencia se encontraba al terminar el pasadizo que desembocaba en el patio trasero: un canasto quemado.

Mamá y Papá en reunión con Matías. Todos estaban muy serios. Matías esperaba la condena. Tenía la cara sucia con cenizas negras. Acababa de incendiar el mosisés de su hermano menor, Juan Manuel. Había sido una desgracia con suerte, pues aquel día mamá se había llevado a Juan.

Papá- ¿Porqué has hecho eso hijo?
Matías- Porque soy muy abriboca
Mamá- ¿Cómo es eso?
Matías- Si, a la noche yo abro la boca cuando duermo, porque soy abriboca, y el diablo se me mete adentro.

Mamá y Papá conteniéndose para disimular las ganas explotar de risa.


Papá
- Pero Matías, eso es imposible.
Matías- Sí papá, me van a tener que operar para sacárme el diablo de adentro.
Mamá (entre risas y ternura)- Ya está matías, no te vamos a retar. Pero no vuelvas a quemar nada, es peligroso.

Matías- Papá, la calvera que tenemos adentro, ¿es mala o buenita?

Era imposible retarlo.

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"Quen, quen, quen, me robó la mina..."

Cantaba Nicolás. Tenía tres años.

Un poco más grande y se convirtió en superman, pero un super heroe algo suicida. Se colgaba una toalla al cuello simulando una capa y se tiraba del sillon más alto. Uno y otro porrazo, pero su cara simulaba que no dolían, claro, superman no siente dolor... salvo con la piedra verde que decoraba el living, por eso buscaba la criptonita, la tocaba y entonces si podía liberar el llanto.


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Mamá estaba desesperada, lloraba incansablemente, buscaba a Matías como una lunática.

Trin, trin, trin

Abuelo- Está aquí Liliana, conmigo, no te preocupes...
Mamá- ¿Cómo puede ser?
Abuelo- Vino en bicicleta
Mamá- ¡Dios mío! ¡que atorrante!, ¡lo voy a matar!


Matías tenía cuatro años. Había cruzado una avenida vertiginosa y velozmente transitada, en su bici motocross.


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"Entonces el burro Platero estaba muy triste, su amigo lo había abandonado... "zzzzzz zzzzzz

Juan Manuel- Papá, ¿que más?, ¿que más?

Sarandeo.

Papá- Y bueno, andaba por el campo verde, muy triste... zzzzzzzzzzzzzzzz
Juan Manuel- Papá, no te duermas, contame, contame, dale!...
Papá- Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Juan Manuel- ¡Papá, noooo! Papá, Papá, Papá, ¡¡¡¡Papaaaaaaaá!!!!!

Matías y yo tomábamos la leche caliente en botita de plástico con sorbete, la mía era roja y la de Matías Azúl.

Papá nos tapaba a todos con una colcha, y nos daba besos en la frente.

Lía- Papá, ¿me contás mañana el cuento de platero?
Papá- Vos ya estás grande, hija.
Lía- No tanto, Matías es más alto.

Papá, se quedaba conmigo, rascando suave e incansablemente mi cabeza, hasta que el sueño nos amontonaba a todos...

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Mi infancia fue maravillosa, pero a veces, me parece que no tengo memoria. Entonces por momentos algunos pantallasos invaden mi mente, como flashes. Algunas voces susurran a veces a mis oídos...

7 comentarios:

Aureliano Buendía dijo...

Que bonito post Lia, me encantó, desde las fotos (que lindaaa) a cada uno de los relatos, sabes yo de pequeñito también era muy guapo... con el tiempo se jodió la historia ;)
A diferencia de tí mis flashes son más malos que buenos pero me has hecho recordar algunos de los buenos y que no tienen desperdicio....

un besazo y buen finde.

VITALIA dijo...

Aureliano:

Escarba un poco, busca, piensa, huele algo que sea un disparador. Seguramente hay mucho lindo para recordar. También inventa un poco y sueña. Ese niño está ahí dentro, y segura necesita hoy todo lo que siempre necesitó. Atiende a ese niño.
Un abrazo. Ya te agregué al msn.

Libélula dijo...

¡¡¡Vitalia, me hiciste llorar de risa con las anécdotas, especialmente el de abriboca y el diablo!!!

Yo recuerdo mucho, mucho, y para sumar soy bastante detallista por eso cuando cuento alguna anécdota o historia mis amigos, siempre me apuran y me dicen "¡¿Pero Libélula qué pasó, daaaaaaleeee?!"

Y bueh... Soy detallista, no puedo evitarlo, ojo, tampoco quiero!

Besos linda!

Christian dijo...

Increíbles anécdotas, celebro este post con muchisima felicidad. Ojala sigan cayendo mas.

Val dijo...

Qué hermosos recuerdos!! A veces me pasa que intento recordar cosas y no puedo... pero bueno, aun así considero que soy una persona que recuerda bastante más que otras de su niñez. Y es tan hermoso cuando eso sucede!! Alguien alguna vez me dijo que era lo mejor poder recordar todo eso, y escribirlo, imaginate! Así que cada vez que tengas esos flashes de niñez es bueno escribirlos y así tenerlos en cuenta más seguido :)
Muy tiernas todas las anécdotas. Claro, típicas de niños!

Cesc Sales dijo...

Que lindo recordar...
Es un viaje fascinante en el tiempo.
Re-vivir experiencias tan cercanas, tan proximas...
Y contarlas con todo lujo de detalles!
me hiciste sentir un privilegiado!

Besos

Cesc

VITALIA dijo...

A todos:

Sé que divague un poco... es así cómo lo recordé,sin pulir. No son grandes historias ni tan ocurrentes. Quizá me extendí demasiado y fui un poco densa. Pero necesitaba inmortalizar lo que me venía a la mente y las sensasiones de mi corazón.

Un beso grande a todos. Gracias por acompañarme en cada momento.