miércoles, 29 de octubre de 2008



Un día de lluvia cualquiera como el de hoy, podría ser el mismo que lloró las gotas de mis ojos. Fue la misma lluvia la que arrasó con mi diminuto amor.

El, podría ser como cualquier ser vivo nacido bajo el cielo infinito. Pero cuando respiró la primera bocanada de aire estuve allí, frotando su cuerpecito frío y sintiendo su tenue llanto lastimoso. El sabía que yo estaba a su lado, ayudando al Dios poderoso a devolverle su pequeña vida.

El tiempo de su fugaz existencia fue mi enano sol. Agradeció cada gota de vida devuelta en mis manos. Festejaba mi presencia con su esencia tan llena de torpeza para expresar amor, tan puro amor y tan poco cerebro...

Cuando por momentos nadie reparaba en mi persona, él seguía mis pasos haciendo carreras con mi sombra. Yo corría tras su color canela y él jugaba a las escondidas para arrancarme sonrisas. Yo dirigía un circo con sus malabares y él era feliz con mis aplausos. El comprendía mis tristezas sin hablarme y yo leía sus necesidades en su mirada de caramelo.


Los días soleados de plazas rebozantes de niños eran su pasatiempo. Recibía enanos al final de los toboganes y aparecía de nuevo corriendo donde comienzan los arco iris y terminan los columpios.



Tuve que ser dura algunas veces, y aunque me costaba mucho, tomé valor para rigoréarlo y también para educarlo. Tuve que forcejear con él para que tomara sus medicamentos y solía resongar cuando lo refregaba con agua y jabón. También le enseñé a cruzar la calle mientras me miraba de reojo, obediente a mi lado y alerta a la par de mis pasos.

Lo extrañe tanto cuando lo llevaron un mes a las montañas! Volví a ser adulta en su ausencia, pues la niña se quedó en la plaza, entre columpios quietos esperando su regreso. Cada vez que llegaba a mi casa buscaba aquel par de ojos fijos y parlantes. Las tardes a mi regreso del trabajo no había recibidas albortadas, y mi mano se quedaba suspendida sin frotar su cabecita. Tampoco tenía a quien darle su comida ni a quién llamar; ya no recordaba el sonido de mis propias carcajadas, ni de mi voz. Había comenzado a sentir su ausencia demasiado temprano...
Pero yo sabía que él era felíz corriendo libre por los prados, tan libre como su corazón incorrompido.

Un día de lluvia como el de hoy, el atropello de un auto le quitó la vida. Esa vida que antes había sido robada del regaso negro de la señora muerte. La libertad de las húmedas montañas no estaba en las calles mojadas de la gris ciudad. Pero él no lo sabía...

Salí enloquecida a buscarlo, llorando sin consuelo al lado un local con la señal de una cruz roja. La gente pasaba indiferente sin comprender el dolor que me aquejaba.

No me animé a ver su cuerpecito pequeño y peludo agonizando. Menos me atrevía a volver a ver su mirada. Me culpo como hoy por no haber tenido valor; solo quería que él supiera que yo estaba a su lado en el momento más solitario de su vida, en el que no había piruetas ni alegría, ni niños, ni aplausos... solo un dolor inmenso que jamás había conocido su ingenuidad animal.
No llegó con vida a la veterinaria.

El era simplemente un cachorro de perro, como cualquier otro, pero con su pequeña existencia había llenado mi alma fugazmente, como estrella del firmamento cruzando el inmenso vació azúl del cielo. Y cuando lo vi por primera vez, pedí un deseo.

sábado, 25 de octubre de 2008

LA COME-HOMBRES: ANGEL O DEMONIO?



Sus pasos de tacones sonantes despiertan la ciudad, su cadera meneante a ritmo candente eleva la temperatura del ambiente, el segundo se congela en su actitud despampanante, la calle se hace silencio; todos los hombres a su alrededor han perdido la audición junto a todos los sentidos, quedando intactos sólo la visión en cámara lenta, el tacto imaginado en sus mentes, el sudor que emana testosterona animal y el deseo de lanzarse como lobos a su presa.
Bocinazos
por las calles, obreros de construcción bociferadores de obscenidades, los formales trajeados transfigurados en camioneros, maridos paseadores de bebés en cochecitos- olvidados de sus anillos y de sus paternidades-, sólo algunos románticos dejando caer piropos enamorados y obsesionadas ovaciones a la belleza...

Ella es la come-hombres, pero aún no lo sabe, tampoco lo cree. Pulposa y llamativa, exótica y no tan bella como interesante. Su cara de nena-mujer la hace parecer una u otra según la circunstancia. La nena los atrae con su dulzura y la mujer los come como víbora engullidora. Pero su faceta de nena ingenua e idealista se parece más bien a una princesa de algún cuento de hadas que quiere enamorarse apasionadamente, que todavía busca las señales del destino, los indicios de un rastro dejado por algún príncipe azul que ha salido a su búsqueda en algún noble corcel para salvarla de la prisión de alguna torre de un castillo lejano.

Su magnetismo atrae hombres como mosquitos a la luz, hipnotizados por un foco
curvilineo y luminoso que los llevará a la muerte o a una caída ciega directo a la tierra. Su doble faceta de seria que deja entrever ciertas sonrisas de picardía es su mejor arma a la hora de seducir. Ella, está en constante seducción, se viste cuidadosamente para cada ocasión, aunque invierta demasiado tiempo, y aunque seducir no sea su propósito: Casual, sport, elegante, sobria, "feme fatal", adolescente, moderna, formal...
Consigue lo que quiere con el solo tono de su voz, "¿un vaso de agua por favor?" "¿tengo que hacer cola para
este simple trámite?""¿me hacés un favor?, te lo pido, daale!" esbozando una mueca de semi- puchero"

Ella ama a los hombres, a todos, a cada uno. Los estudia cuidadosamente, los colecciona y selecciona como una muestra de insectos para una clase de biología. Se fascina al observar sus comportamientos, sus códigos entre pares, sus actitudes frente a las hembras, sus diferentes voces graves, sus olores, sus maneras de vestir, sus reacciones a los estímulos, sus ingenuidades infantiles, sus humores descabellados, sus confesiones entre amigos, sus groserías, sus charlas sobre mujeres o fútbol... Los más observados: los infalibles chicos malos: una raza demasiado atractiva para las mujeres, razón suficiente para ser digna de estudio profundo.

Cualquiera podría pensar que ella no tiene escrúpulos, que se mueve sin códigos, que es una prostituta cualquiera, una quita hombres, una mala mujer... Ella dirá que simplemente experimenta, y su manera de relacionarse con cada uno de ellos es un mundo aparte, una relación en la que no existe otras relaciones con otros hombres, ni compromisos, ni infidelidades. Una poligamia en la realidad, pero en su cabeza es la actriz en ensaya para encarnar un personaje en alguna película dirigida y producida por ella.
A medida que conoce se conoce a sí misma, se pone a prueba, se siente más mujer o quizá menos, estudia su capacidad para atraer o para repeler; pero aún así no logra sentirse la mujer fatal, ni la bella, ni la atractiva, ni la come-hombres, ni la que cree lo que los hombres ven en ella: Entonces ensaya actitudes inventadas, inmolándose en la actriz que engaña a cualquiera menos a sí misma.

Sus víctimas son presas fáciles de cazar. Unos cuantos atrapados por sus encantos se cuelgan de su ternura de nena, su ingenuidad irresistible, su vulnerabilidad. Ella se adueña de sus sentimientos, oye sus historias y sus inquietudes, los envuelve con su capacidad comprensiva y empática, su ternura tan femenina; ella se mueve con naturalidad y soltura manejando los mismos y sencillos códigos masculinos. Pero cuando la mujer asoma con sus miradas intensas, sus cruzadas de piernas, sus manos jugueteando con su pelo y su andar magnético, el instinto animal masculino se despierta de su letargo sentimental para correr tras ese olor a mujer, para probar el manjar de carne fresca expuesta a la vista y alcance. Ella sabe que es así, pero tira y afloja, se libera y vuelve sobre sus pasos cuidando las formas, reprimiendo su instinto polígamo y recordando los lazos dejados en casa. Su tendencia lucha con su sensible corazón, con su moralidad, con sus pensamientos- entonces aflora su humanidad-. Tan contradictoria, tan confundida, situada una vez más entre la linea del bien y del mal.
Pero al fin, luego de tanta lucha su naturaleza curiosa y empírica cede dejando liberar sus juegos de seducción histéricos, haciendo caer a los hombres en su trampa enmarañados.

El hombre pecador lanzado sobre el cuerpo tan buscado y tan esperado comienza a quemar como brasa al fuego, consumiéndose y haciendo la situación inmanejable, anticipándose a lo que está por venir. Hundido en su cuello, perdido en el olor de su pelo revuelto, obnubilado por sus caderas ardientes, extasiado con su mirada clavada a los ojos, mezcla de ángel suplicante y demonio intimidante; envueltos en una lujuria infernal....entonces es cuando el momento se congela, el impulso se detiene y ellos, los del género fuerte, traspolan al sexo débil, huyendo como pez que descubrió el anzuelo detrás de la carnada, como niño que se quemó con fuego, como un Adán arrepentido por haber mordido la manzana ofrecida por Eva.


De pronto la invade la compañía de la culpa en su soledad, que carcome sus entrañas, que inunda su corazón agonizante, que se avergüenza de su condición animal. Metida en la piel de sus víctimas, su empatía toca sus corazones lastimados, lame sus heridas, los acaricia con su ternura, los abraza, los mira a los ojos y ellos, los hombres, se vuelven niños, haciendo regresión de su evolución,volviéndose indefensos, vulnerables, despojados de su agresividad de macho de la especie, acurrucados en su regazo.


Ella se queda sola, pregunándose el porqué del rechazo, desconcertada por la huída, indagando si será realmente atractiva, si algo no habrá gustado, si su poder de sensualidad es sólo pasajero, si el envase disfrazado no deja ver el contenido. Ni sensual, ni atractiva, ni instintiva, ni "feme fatal", pues ella también quizo huír, más de una vez, asustada como poseída endemoniada que recobra la cordura. ¿Huirán ante el miedo o ante algún intervalo de lucidéz- mental o del corazón- que venció por un instante a la lujuria?

Ella se queda sola, herida, vacía como abismo inacabable, como ser de insatisfacción insaciable, como espíritu deambulante, como alma que jamás encontrara su ansiada mitad perdida; buscando lo inexistente, llamando a gritos a los cuatro vientos al que debería existir, al hombre que conoció en alguna reminiscencia olvidada, al que su alma dolorida y errante buscó en tantas pieles sin hallar, sin reconocer...



miércoles, 15 de octubre de 2008

LA SANTA REPRIMIDA: SEÑORA DE NADIE


Había caído desmayada cerca de la puerta de una agencia de quiniela. Creo que a nadie le gusta pasearse por esos hospitales escabrosos. Yo logré escabullirme por la puerta de las emergencias, por la que solo pasa un pariente por paciente.

Mi tía-madrina estaba allí, vestida de casa y en una de esas camillas donde acuestan a cualquier enfermo o accidentado que deriva en las ajetreadas salas de urgencia. La luz amarilla, los azulejos blancos, puertas que se abren y cierran, médicos y estudiantes de guardia con sus delantales, olor a medicamentos, gente agonizando, sala compartida, cuerpos que se convierten en objetos expuestos, vulnerables.... No era de lo más agradable.


Relajada, más bien, dopada, luego de un susto considerable, apenas sí me hablaba y se percataba de que estaba ahí con ella. Le tomé la mano y le besé la frente. Pálida, su piel ligeramente arrugada había perdido la suavidad y la tersura que antaño solía lucir;la vi entonces venida en años. Las fotos de su juventud habían mostrado una Marilyn Monroe en pelo castaño, y hoy los años crueles la despojaron de su belleza.

La podóloga, que maneja el visturí, los corta uñas, los esmaltes, las cremas, las ceras de depilar; la que acostumbraba lucir una piel lozana y una prolijidad impecable, estaba de pronto ahí, expuesta y desparramada.

"Fue solo una descompensación, una suba de tensión", dijo el médico, quien comenzó con las preguntas de rutina sobre antecedentes de enfermedades familiares mientras llenaba una planilla con sus datos. En la seguidilla de preguntas "¿su madre era cardíaca?", ella contestaba: "no, era hiper tensa y la pobre se quebró la pierna y estuvo postrada en cama todo lo que le quedaba de su vida, y yo la cuide siempre..." Se acomodaba pudorosamente el corpiño y la camisola que asemejaba una carpa de circo, mientras se disculpaba por estar vestida de entre casa.

Encerrada día y noche en su casa, apenas si pasea por las calles y sólo interactúa con sus fieles clientas de siempre. Entregada a los demás y generosa con las familias ajenas, considera que nada sirve tanto a ella como a alguien más.
Desprendida de todo, y a la vez aferrada a cosas guardadas en roperos que evocan el pasado o esperan retomar lo nunca comenzado: ropas sin estrenar, zapatos nuevos en sus cajas, fotos de las familias ajenas, el retrato del amor de su vida no concretado...


Relegada a todos, sola para sí sola, sola en la penumbra de las noches, sola al comenzar el día...Sólo la acompañan las novelas del canal de las estrellas, una seguida de la otra, hora tras hora soñando vidas ideales, pasiones y amores desencontrados, añorando la juventud perdida, inventado vidas propias en cada personaje, mientras toma en la cocina un mate cocido con olor a yuyos, con bollo casero, y los balbuceos de un loro hablador que reverbera en ecos desde el patio trasero.


Cuando se fueron los médicos de guardia nos quedamos con mi papá a hacerle compañía. Le preguntamos si había renegado por algo, ella lo negaba con el rostro de quien no sabe mentir, seguido de un gesto que dejaba entrever una sonrisa de niña que cometió una travesura: "les cuento la verdad, pero no le digan a nadie: me puse muy nerviosa porque perdí la boleta ganadora de la quiniela, la busqué como loca... iba a ganar $70 pesos!"
Yo, Casi lloro de risa y de pena.


Asidua jugadora de la quiniela, convierte los sueños en números. Una vez ganó una suma considerable con un número de cuatro cifras que significa "mujer de pelo largo negro". Sin contar que su suerte la hizo ganar dos veces un auto cero kilómetro en rifas insólitas.
Todos los días a la hora indicada religiosamente acerca la pequeña radio a su oreja para escuchar a los niños cantores. Luego llama por teléfono y le dicta los números al Padre Soria, su tío cura, un niño viejo cuyo único "pecadito" consiste en jugar unos numeritos de vez en cuando así Dios provee.


Soltera, hija mayor, cuidó de su madre hasta su muerte, criada al estilo de la época colonial, en la que la hija mujer y mayor no debía casarse sino cuidar de sus padres hasta el final de sus días. Jamás, sin embargo, perdió su buen humor característico, nunca la escuche quejarse de su suerte ni de nada en absoluto.


Soltera por decisión paterna, soltera por esperar eternamente la aprobación de su padre de todo hombre que osara acercarse a ella, los que terminaban aullentados por completo; soltera porque no tuvo el valor de huir a Italia con su amado italiano, soltera por el paso de los años, soltera porque estaba predestinada a su rol de enfermera familiar y de hija mayor soltera.


Santa de cielo ganado, reprimida de una vida...


Las puertas de la sala del hospital se abrían y cerraban. Los médicos de guardia se ocupaban de los estudios de rutina para hacer los controles pertinentes. Ella preocupada balbuceaba: "¿Cuándo me mandan a la casa? ya me perdí la novela en lo mejor que estaba! "

Expuesta con su cuerpo de señora mayor, procuraba yo que no ingresara ningún hombre ni abrieran y cerraran las puertas cuidando su pudor; pero a ella la tenía sin cuidado...


Cuerpo de nadie, cuerpo sin huella de aquella juventud, mujer olvidada de su condición de mujer, mujer que no espera nada ni a nadie, mujer de nadie...

lunes, 13 de octubre de 2008





ALEGRIA


Alegria eres viajera
vas
y vienes cuando quieres.
Alegría eres inquieta,

juguetona, inconstante,
escandalosa, silenciosa.


A veces te alargas generosa,

a veces eres mezquina y corta.

A veces engañas traicionera,

disfrazas a la tristeza

y no vienes para quedarte.


Alegría eres éxtasis,

exaltas el corazón hasta agotarlo.

Alegría eres la gota de vida

de una fuente inagotable
que me llega con el rocío del alba.


Alegría eres el pan del día,

eres las cosas sencillas de la vida.

Eres el amor y las cosas compartidas
la sonrisa, el alma colmada,
las manos llenas de milagros y esperanzas.

sábado, 11 de octubre de 2008

EL LLENO QUE SE VIERTE EN EL VACÍO

Hoy estoy vacía. Vacía de sentimientos, vacía de contenido. Algo me ha robado el sentido. No percibo los colores, no miro los destellos de vida que fluyen por mi costado. Me he vuelto sorda a los sonidos de la alegría. Quiza estoy muerta en vida.
El diablo a montado su oficina en mi mente desocupada y vacía; pretende asesorarme con sus artilugios de persuación, susurrándome al oído que no soy felíz. Sin embargo no tengo razones valederas para sufrir, tampoco para ser infelíz; un rayo vengador debería castigarme quemándome entre el sufrimiento verdadero de la gente.

Antes podía escribir con el sentimiento, con la visión de los anteojos prestados de Dios; los he perdido sin querer y no sé cómo pedirle perdón. Mis ojos precarios y humanos solo ven lo que la mente infrainteligente puede ver. Hoy solo derrocho palabras tristes, melodías desafinadas, mientras la cama me tienta llamándome para dormir en su lecho.
La inocencia que conoci alguna vez se esconde de mi. Solo ha quedado una pizca de aquella exaltación de niña con la que miraba al mundo extasiada de tanta maravilla. La libertad de contemplación esta amarrada de manos y pies, esperando la ejecución del verdugo del la adultéz. La realidad cae en mi esencia prisionera y agonizante, como cuervo que desciende de la oscuridad terrenal, para robar un pedazo de muerte fresca.

Todavia espero aqui sentada la venida del paraíso celestial. Por momentos me canso de mi humanidad, de la humanidad del mundo, me canso a veces cuando miro en lo que nos hemos convertido. Solo soy la carne y el hueso. A veces me siento perdida en Babel, hablando sin ser entendida, sumergida en la marea de mil idiomas que no comprendo.

Pero un dejo de esperanza late tenue en mi corazón, cuando algunos ojos me miran reconociendome, cuando algún ser entiende mi lengua- y suman más-, cuando el amor se manifesta como flor que nace en el desierto y comienza a multiplicarse.

Todavía espero la mitad de mi ser, la mitad que es mi razón de ser. Los demás pedazos que me completen aún, entre rostros con alma en sus ojos... busco el lleno que se vierta en mi vacío. Grito hacía afuera esperando los ecos de la esperanza de ver más humanos completos caminando a la hallada felicidad, mirando con los ojos propios los ojos de Dios.

miércoles, 8 de octubre de 2008

SIMBIOSIS


Las madres a veces se esmeran en protegernos y darnos todo lo que necesitamos. Nos llenan de lo mejor y ponen todas sus energías en nosotros relegándose a si mismas. Mi madre es una aquellas madres perfectas. Bastaba pronunciar las palabras "yo quiero" tal cosa o "me gustaría" tal otra para que de pronto se nos cumpliera el deseo como quien frota una lámpara mágica.

Las tortas de nuestros cumpleaños eran obras de arte, osos gigantes de colores, la recreación de un planeta marciano, un fuerte de combate con una muralla de vainillas y guerreros con ametralladoras, una casita de campo con árboles y puentes...

Las fotos de nuestra infancia parecían las de una muestra fotográfica profesional, no había evento importante de nuestra vida que no fuese registrado y petrificado; se tiraba cuerpo a tierra para lograr la toma perfecta, aunque salpicara su ropa de hojas de otoño o pasto fresco de primavera o tuviese que volverse una contorsionista.

Con cinco varones y una única mujer que soy yo, se imaginarán el trono que ocupé en la familia.
En ocasión de mi comunión tuve el vestido más hermoso y fino confeccionado por ella misma- porque además de todo lo que hace, sabe coser- de tela de organza, puntillas y de tan buen gusto que hace poco vi una revista de vestidos de comunión parecidos el mío con tan actual vigencia; las tarjetas de invitaciones y los souvenires fueron trabajos artesanales de su mano y creación. Tuve una fiesta con una Xuxa tucumana, pelucas y porras amarillas y la mejor filmación de mi historia. Mis amigas y compañeras del colegio jamás olvidaran esta fiesta así como la de uno de mis cumpleaños en la que nos repartió sombreros con forma de flor cocidos con papel creep, haciendo juego con pulceras de flores...

En mi fiesta de quince años alquiló una casa antigua- patrimonio histórico de la provincia- con un año de anticipación; puso en condiciones el jardín, desmalezó el pasto, plantó flores, podó árboles, puso en funcionamiento una fuente, pintó las molduras de la casa, arregló el parquet... tal es así que luego de mi fiesta curiosamente la provincia y la gente comenzó a usar la casa para eventos y muestras de arte. Hoy funciona como sede de la Universidad.

Ella es la reina del buen gusto. Tuvo un negocio de ropa para niños confeccionada por ella misma con gran éxito por su originalidad. Si bien no terminó su carrera de Arquitectura por unas cuantas materias, cuando al fin dejamos de alquilar casas y tuvimos la propia, la convirtió en la casa más linda del barrio con sus toques de hada mágica. Luego diseñó y dirigió la construcción de nuestra casa de campo y hace unos años convirtió una casa antigua en el estudio jurídico de mi padre.
Nunca entenderé lo que pensaba cuando se paseaba mirando con emoción aquellas viejas paredes; parecía recorrer con su mente las posibilidades inimaginables que podían tener esas construcciones en ruinas. Yo la acompañaba de cerca sin entender cómo podríamos vivir entre tanto escombro y polvo.

Con el tiempo mi madre se fue cansando de a poco, engordó varios kilos después del penúltimo hijo, hizo una metamorfosis desde el hada mágica al ogro insufrible.
Dejó atrás sus anhelos de ser una arquitecta profesional, cambió su carácter alegre por mandar a las empleadas domésticas, controlar nuestras vidas sin que se le escapara nada, rigorear día y noche a todos, sobre todo a mi viejo cuando vuelve cansado del trabajo; engañarse a si misma y a los demás de que hace una pila de cosas, que la casa y la vida de cada uno de la familia pende de ella y de que jamás tiene tiempo para ocuparse de si misma...Sin embargo trabajan para ella tres empleadas y maestros particulares para las tareas del colegio de los más chicos.

Yo por mi parte pasé de ser la reina de la casa a una destronada sin reino. Durante mi infancia mi relación con ella era la que cualquier hija quisiera. Pero luego de mi adolescencia cuando quise se una mujer, su insatisfacción constante de sí misma y de su vida la convirtió en una competitiva a nivel inconsciente con su única hija: yo.
Viví tanto a su sombra y perfección que no había nada que yo eligiera sin su aprobación, nada que yo decidiera sin temor a su desaprobación, y todo el miedo a equivocarme, a fallar, a fracasar. Entonces llegó un punto en el que, aunque ella no estuviese presente, no sabía si quien elegía, decidía o hacía era yo o era ella. He creado una simbiosis perfecta en la que mi yo se confunde y se ahoga encerrado en un molde que no lo deja ser. Y si pretendía ayudarla u opinar sobre algo era preferible que no lo hiciera. Nunca lo que haga estaría a la altura de su perfección.


Cuando yo cantaba frente a sus amigos o en reuniones familiares trasnfiguraba su cara desde lejos indicándome que sonriera, o con un gesto de "desafinaste" o algún comentario posterior como ser: -"si yo tuviese tu voz no sabes cómo haría un show, porque yo cuando era joven hacía...-" o un -"te faltó un poco de..."-. Yo por mi parte si desafinaba mientras cantaba hacía algún gesto de auto desaprobación. Hoy sé que casi nadie se da cuenta de una desafinación y si pasa, simplemente sigo cantando como si fuese la mejor cantante del mundo. Sobre todo dejé de ser la "nena del numerito" y solo canto cuando tengo ganas.

Su manera de des personalizar y de anular es su especialidad. Creó un molde de como deben ser las personas- curiosamente muy parecidos a ella- para ser "normales". Tiene un afán por manipular la vida de los demás de cualquier manera. Es tremendamente influyente y persuasiva, consiguiendo imponer sus opiniones y su forma de ser a cualquier precio. Para ella mi familia esta dividida entre los que son de su sangre y los que son de la de mi padre. Es como una especie de predestinación al fracaso o al éxito.

Hubo de parte de ella oposiciones encarnecidas contra los chicos que pretendían ser mis novios. Oposiciones en serio, como si estar conmigo fuese para cualquier chico una carrera de postas para quedarse con el trofeo - la chica perfecta-. Idealiza en su cabeza una especie de cuento de hadas imaginando el príncipe azul que viene a buscarme en una carroza blanca. Cada vez que salía con mis amigas nos decía: -"esta noche van a conocer a sus príncipes azules"- y juro que mis amigas lo creían de alguna manera.

Mi madre pretendía imponerme algún chico que ella conoce a quien considera ideal para mi, como el hijo de unos amigos suyos o el dueño de una estación de servicio cerca de mi casa. Buscaba la excusa para llevarme a cargar nafta en el auto y se hizo amiga de todos los que trabajan allí, incluidos los parientes del chico a quienes decía conocer hace tiempo.

No entiendo qué anhelo olvidado de ella habrá quedado en su inconsciente como una frustración de su juventud. Quizá el hecho de que mi padre fue su único novio.

Hoy la veo simplemente como una niña grande. Sus caprichos y sus dichos hacen a mis oídos, la mayoría e las veces, una especie de sonidos lejanos que parecen la repetición enecima de algún disco que se quedó repoduciendo la misma parte de la misma canción. Aunque me basta estar con las defensas un poco bajas para caer en la tentación de confrontarla.
Pienso que si alguna vez ella me cuidó y me cambió los pañales en la más tierna y vulnerable infancia, hoy los roles se invierten debiendo procurar yo cuidar de ella. Una mujer tan vulnerable dentro de una máscara de perfección.

El mandato materno es una voz muy fuerte. ¿Quién no actuó o dudó alguna vez consciente o inconscientemente por mandato materno? ¿Quién no reconoce que la madre tenía al final razón sobre tal o cual cosa? ¿quién no ha cometido los mismos errores que ellas? ¿quién no ha imitado su forma de ser o ha pretendido ser absolutamente lo contrario sin éxito? En mi propio caso, cómo podía yo competir con tal "perfección"?

La lucha de develar nuestro yo verdadero, implica períodos de cierta dependencia sana, de independencia lograda, de la búsqueda de quienes somos y de qué queremos.
Los padres son los primeros referentes, los que no elegimos pero nos condicionan con su sangre y su crianza.

Ortega y Gasset decía: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Solo esta en nosotros evolucionar y buscar nuestro yo verdadero. Debemos hacer algo mejor que lo que hicieron de nosotros. Crecer con madurez sin culpar a los demás y a nuestra circunstancia.
Créanme, no me resulta nada fácil, pero lo estoy intentando.

viernes, 3 de octubre de 2008

HAY QUE HACER LO QUE SE NOS GANA?

Yo me pregunto: hay que hacer lo que se nos da la gana? un amigo me dijo una frase muy interesante: "le quité tiempo al estudio para ponerme a cantar" ¿cuantas veces tratamos de cumplir con nuestros "deberes" y mandatos paternos y sociales de todos los días sin tener ganas? ¿tenemos algún minuto en el día para darnos cuenta de que estamos vivos? Pensemos: los muñecos de saco y corbata que juegan carreras con el tiempo -tiempo = dinero-, las fregonas amas de casa que cambiaron su potencial por frustraciones, aquellas mujeres que hicieron de su vida malabares entre el trabajo y la familia, los artistas reprimidos convertidos en ratones de oficina, y todo otro reprimido que le gusta hacer otra cosa; el nene que protesta porque tiene que ir a la escuela de doble turno, los que odiamos los lunes y los domingos, los que estudiamos y hoy no tenemos ganas, como yo, por ejemplo... En realidad quisiéramos ponernos a cantar, salir a correr, regar las plantas, escuchar buena música, detenernos un rato a pensar, ir a un gimnasio, pintar un cuadro, leer, ver la tele, no hacer nada, simplemente relajarnos...

La sociedad hace mucho que ya se olvidó de que somos seres humanos, pero nosotros no deberíamos olvidarnos; claro, es defícil, lo sé, cuando nuestras preocupaciones tienen que ver con cómo vamos a llegar a fin de mes. Esto no es una protesta contra la sociedad, para nada. No hablo, ojo, de eludir nuestras respondabilidades ni mucho menos de hacer lo que quieramos sin importar hacernos daño a nosotros o a los demas. Hablo de cómo darse tiempo para hacer lo que uno quiere, cómo organizarse, cómo hacer algo bien cuando uno no tiene ganas. Seguramente eso que no nos gusta hacer, nos saldría mejor si diéramos lugar a estos "pequeños tiempos"
Hablo de los tiempos de recreación, hablo de desarrollar nuestras aptitudes, hablo de ser libres mas allá de nuestras obligaciones, mas allá del ajetreo de los días que nos transportan como un tren furioso, que se nos hacen fugaces sin percibir las cosas bellas; la primera palabra de un hijo, la canción que nos evoca, el aroma de la nueva estación, el viento que se cuela por el cuerpo, los ojos de quien amamos -a veces ni nos miramos- la sonrisa que nos colma el alma -reirnos más casualmente nos hace mas felices-... En fin, los días se nos hacen llevaderos de tal forma que nos deslizamos a través ellos, diría, a veces cómodamente haciendo "lo que hay que hacer" entonces al terminar un día nos decimos: "otro día que pasó" y vemos un programa de tv que ni elegimos.
Actualmente se habla de la inteligencia en otros aspectos, se descubrió que no solo se la puede encasillar en la llamada intelectual. Existe la inteligencia musical, deportiva, creativa, emocional, de vida... ¿Tenemos, por ejemplo, inteligencia para saber vivir? ¿de qué sirve ser un intelectual erudito, por ejemplo, si no se sabe interactuar socialmente, o se es incapáz para decirle al ser amado un te amo, o se peca de insoportable soberbia?

Los niños son como esponjas, absorben todo lo que perciben, tienen plasticidad para amoldarse como plastilina, aprenden todo mas rápido que los adultos y sobre todo, aprenden más por lo que ven ¿De qué sirve educar a un niño para ser brillante en la escuela para al final convertirlo en un mounstro egoísta que no presta los cuadernos a los compañeros, que es un buchón, que nadie lo quiere...? o bien ¿ de qué sirve obligarlo a hacer una actividad que no les gusta sin averiguar primero en qué se destaca?

Hacer lo que nos gusta nos dá seguridad, nos construye el autoestima, nos deja expresarnos, reflejar quiénes somos, conocernos, liberar nuestro yo verdadero. Hacer lo que nos gusta nos hace ser realmente diferentes entre nosotros y no moldes que encajan en cualquier lado, muñecos en serie, títeres del capitalismo del mundo. Dios nos hizo diferentes entre nosotros, somos únicos, somos irrepetibles.
Cuando hacemos lo que nos gusta, hacemos las cosas mejor. ¡Qué bien marcharía el mundo si las cosas funcionaran asi!

Hoy le quite tiempo al estudio para dárselo a mis ganas de escribir y de expresarme. Escribir es algo que me gusta desde que tengo cinco años... más auténtico imposible.

VITALIA