miércoles, 15 de octubre de 2008

LA SANTA REPRIMIDA: SEÑORA DE NADIE


Había caído desmayada cerca de la puerta de una agencia de quiniela. Creo que a nadie le gusta pasearse por esos hospitales escabrosos. Yo logré escabullirme por la puerta de las emergencias, por la que solo pasa un pariente por paciente.

Mi tía-madrina estaba allí, vestida de casa y en una de esas camillas donde acuestan a cualquier enfermo o accidentado que deriva en las ajetreadas salas de urgencia. La luz amarilla, los azulejos blancos, puertas que se abren y cierran, médicos y estudiantes de guardia con sus delantales, olor a medicamentos, gente agonizando, sala compartida, cuerpos que se convierten en objetos expuestos, vulnerables.... No era de lo más agradable.


Relajada, más bien, dopada, luego de un susto considerable, apenas sí me hablaba y se percataba de que estaba ahí con ella. Le tomé la mano y le besé la frente. Pálida, su piel ligeramente arrugada había perdido la suavidad y la tersura que antaño solía lucir;la vi entonces venida en años. Las fotos de su juventud habían mostrado una Marilyn Monroe en pelo castaño, y hoy los años crueles la despojaron de su belleza.

La podóloga, que maneja el visturí, los corta uñas, los esmaltes, las cremas, las ceras de depilar; la que acostumbraba lucir una piel lozana y una prolijidad impecable, estaba de pronto ahí, expuesta y desparramada.

"Fue solo una descompensación, una suba de tensión", dijo el médico, quien comenzó con las preguntas de rutina sobre antecedentes de enfermedades familiares mientras llenaba una planilla con sus datos. En la seguidilla de preguntas "¿su madre era cardíaca?", ella contestaba: "no, era hiper tensa y la pobre se quebró la pierna y estuvo postrada en cama todo lo que le quedaba de su vida, y yo la cuide siempre..." Se acomodaba pudorosamente el corpiño y la camisola que asemejaba una carpa de circo, mientras se disculpaba por estar vestida de entre casa.

Encerrada día y noche en su casa, apenas si pasea por las calles y sólo interactúa con sus fieles clientas de siempre. Entregada a los demás y generosa con las familias ajenas, considera que nada sirve tanto a ella como a alguien más.
Desprendida de todo, y a la vez aferrada a cosas guardadas en roperos que evocan el pasado o esperan retomar lo nunca comenzado: ropas sin estrenar, zapatos nuevos en sus cajas, fotos de las familias ajenas, el retrato del amor de su vida no concretado...


Relegada a todos, sola para sí sola, sola en la penumbra de las noches, sola al comenzar el día...Sólo la acompañan las novelas del canal de las estrellas, una seguida de la otra, hora tras hora soñando vidas ideales, pasiones y amores desencontrados, añorando la juventud perdida, inventado vidas propias en cada personaje, mientras toma en la cocina un mate cocido con olor a yuyos, con bollo casero, y los balbuceos de un loro hablador que reverbera en ecos desde el patio trasero.


Cuando se fueron los médicos de guardia nos quedamos con mi papá a hacerle compañía. Le preguntamos si había renegado por algo, ella lo negaba con el rostro de quien no sabe mentir, seguido de un gesto que dejaba entrever una sonrisa de niña que cometió una travesura: "les cuento la verdad, pero no le digan a nadie: me puse muy nerviosa porque perdí la boleta ganadora de la quiniela, la busqué como loca... iba a ganar $70 pesos!"
Yo, Casi lloro de risa y de pena.


Asidua jugadora de la quiniela, convierte los sueños en números. Una vez ganó una suma considerable con un número de cuatro cifras que significa "mujer de pelo largo negro". Sin contar que su suerte la hizo ganar dos veces un auto cero kilómetro en rifas insólitas.
Todos los días a la hora indicada religiosamente acerca la pequeña radio a su oreja para escuchar a los niños cantores. Luego llama por teléfono y le dicta los números al Padre Soria, su tío cura, un niño viejo cuyo único "pecadito" consiste en jugar unos numeritos de vez en cuando así Dios provee.


Soltera, hija mayor, cuidó de su madre hasta su muerte, criada al estilo de la época colonial, en la que la hija mujer y mayor no debía casarse sino cuidar de sus padres hasta el final de sus días. Jamás, sin embargo, perdió su buen humor característico, nunca la escuche quejarse de su suerte ni de nada en absoluto.


Soltera por decisión paterna, soltera por esperar eternamente la aprobación de su padre de todo hombre que osara acercarse a ella, los que terminaban aullentados por completo; soltera porque no tuvo el valor de huir a Italia con su amado italiano, soltera por el paso de los años, soltera porque estaba predestinada a su rol de enfermera familiar y de hija mayor soltera.


Santa de cielo ganado, reprimida de una vida...


Las puertas de la sala del hospital se abrían y cerraban. Los médicos de guardia se ocupaban de los estudios de rutina para hacer los controles pertinentes. Ella preocupada balbuceaba: "¿Cuándo me mandan a la casa? ya me perdí la novela en lo mejor que estaba! "

Expuesta con su cuerpo de señora mayor, procuraba yo que no ingresara ningún hombre ni abrieran y cerraran las puertas cuidando su pudor; pero a ella la tenía sin cuidado...


Cuerpo de nadie, cuerpo sin huella de aquella juventud, mujer olvidada de su condición de mujer, mujer que no espera nada ni a nadie, mujer de nadie...

3 comentarios:

Aureliano Buendía dijo...

Las costumbres de nuestros ancestros han condicionado en demasiadas ocasiones la vida de la gente haciendo de estas vidas meras transiciones.

Espero que tú tía esté mejor.

Saludos desde Macondo.

VITALIA dijo...

No se preocupen, mi tia esta bien, gracias a Dios. Si, es verdad, estamos condicionados,por nuestros ancestros y por nuestra circunstancia, por eso hay que hacer algo mejor de lo que hicieron de nosotros, siempre que nos lleve a la felicidad, no haga daño a nadie ni culpemos a los demás.
un beso y gracias por leerme.Escribi esto para mi y pensé que no era de interés para alguien más.
Nos estamos leyendo.

Val dijo...

Interesante. Una historia interesante.
Pido perdón por mi ausencia de tantos días. La facultad no me daba respiro. Y me siento tan feliz de volver a escribir y a leer entre ayer y hoy! Tengo que aprovecharlo porque ya se acerca de nuevo una semana con muchas cosas...